El silencio dentro de la casa era tan tirante que podía ser cortado sencillamente.
Los tres estábamos en silencio, ellos expectantes con sus miradas fijas en mí como si fuera el payaso del espectáculo; aunque de alguna forma así lo era. El vaso en mi mano había dejado de sacudirse y mis nervios ya no estaban tan asentados como hacía unos momentos atrás, por lo menos ya tenía una mayor disposición a la conversación y no a salir a tirar sartenazos a diestra y siniestra a cualquiera que se me cruzara enfrente.
Aunque todavía seguía aferrada al mango de la sartén por si las cosas volvían a ponerse... intensas.
—Muy bien —dije rompiendo el silencio—, ya me he enterado de que ese delincuente es un extraterrestre. Pero no me queda claro porqué se ha metido en mi casa en horas de la madrugada cuando yo dormía.
—Ya te he mencionado la razón, Lena. Él sólo buscaba que lo protegieras.
Solté un largo y tendido suspiro.
Extraterrestre...
Los extraterrestres habían llegado a la tierra hacía más de un siglo. Con su venida me refería a que un día cualquiera unas enormes naves que tenían un parecido grandiosos con los aviones, habían aterrizado sobre nuestra Tierra, y de esas naves comenzaron a descender cientos de criaturas con procedencia desconocida que comenzaron a habitar entre nosotros como si toda la vida hubiéramos sido parte de la misma civilización.
El mundo fue un caos y se vivieron momentos de mucha tensión durante mucho tiempo, tanto fue así que se vieron en la obligación de elegir personas que los representaran como comunidad y se presentaron ante todos los gobiernos como personas que venían con la única intención de vivir de manera pacífica y que para nada estaba en sus planes cometer perjuicios contra la humanidad.
Aunque siempre mostraron buena disposición a hacer cualquier cosa, los habitantes de la tierra seguían temiendo por aquello desconocido que se había hecho conocido. Entonces lo que atinaron a hacer para calmar un poco el miedo de las personas, fue firmar incontables acuerdos de paz y otro sin fin de pactos de no agresión, en donde se garantizaba una estancia cómoda en cualquier lugar del planeta a cambio de que ellos no se alzaran en armas, ni intentaran atentar contra la Tierra. Al poco tiempo comenzaron los acuerdos comerciales entre ambas partes y la relación entre los extraterrestres y las personas de la Tierra se fue afianzando cada vez más hasta que finalmente se convirtió en una relación de buena confianza, de buen interés comercial y de buen interés cultural.
Con los años, toparse con alguien que venía de otro planeta, se había vuelto casi tan normal como ver a alguien que venía de otro país.
—¿Y cómo es que sabes que a eso ha venido? —le pregunté a ella, de vez en cuando le echaba una mirada al chico que estaba a su lado que seguía con los mismos de yo no mato ni una mosca— ¿Protegerlo de qué? ¿Por qué quiso que fuera yo, por qué no fue el viejo panzón de al lado?
La vecina abrió los ojos entre sorprendida y horrorizada.
—¡Eh! —exclamó ella casi con indignación— Tengo la misma edad que el Señor Edison y no soy ninguna vieja.
Me abstuve de girar los ojos y comportarme como una irrespetuosa. A cambio suspiré y volví a recostarme sobre la pared, balanceándome y haciendo que mi cabeza se golpeara suavemente contra el muro de concreto.
Cerré mis ojos e hice un conteo mental hacia atrás, pero el intento de meditación poco había durado porque enseguida comencé a escuchar una sartenada de cosas que no le encontraba sentido y ni siquiera entendía.
Levanté la vista y me encontré con el extraterrestre que hablaba entre murmullos y con la voz que parecía entrecortada, mirándome fijamente. No me tomó mucho tiempo comprender que todo lo que estaba intentando decir, iba dirigido hacia mí.
ESTÁS LEYENDO
Nilo ✔
Teen FictionSu vida cambió cuando ambos se miraron por primera vez. Y ella lo supo. Lena llevaba una vida tranquila hasta que se topa con Nilo. Ella nunca esperó encontrarse con que aquel chico era un extraterrestre, mucho menos enterarse de que ella era su com...