Me senté delante de la mesa soltando un fuerte suspiro. Las dos personas que estaban ubicadas en el mismo lugar me observaron con curiosidad descarada.
—¿Qué? —ladré, apática.
Extendí dos vasos de café caliente hacia esas dos personas mientras que yo le daba los primeros sorbos al mío.
La morena frente a mi enarco una ceja.
—¿Te han mordido los perros hoy? ¿Por qué tan rabiosa?
—¿No puedo tener un mal día?
—¿Desde cuándo tus malos días te vuelven malhablada? —inquirió él.
Suspiré.
Tenían razón.
Pero no lo iba a reconocer delante de él porque Dala era un maldito ególatra cuando quería.
Recosté mi cuerpo sobre la mesa y apoyé mi cabeza sobre mi brazo, buscando bajar los decibeles de mi mal humor, aunque bien sabía que los resultados no iban a cambiar. Por lo menos tenía que intentar mejorar el trato hacia las dos personas que estaban sentadas conmigo.
Una mano cálida tomó la mía y la apretó con suavidad.
En seguida me percaté de que era Kenia quien me sujetaba, la primera amiga que había hecho en mi vida. Una morena de belleza intimidante, dotada de una elegancia que muchas veces quise tener.
El hecho de que ambas estuviéramos en la misma universidad, implicaba que era mi salvación del desastre social que yo era; incluso aunque no compartiéramos la misma carrera.
Al lado de ella estaba Dala, otro amigo que, a duras penas, había logrado hacer desde que pisé pié dentro de la universidad. Bueno, en realidad nuestra amistad fue posible con la intervención de Kenia de por medio. Mi amigo era descendiente de padres asiáticos, simpático y amable, aunque algo reservado.
—¿Qué ocurre Lena? —preguntó Kenia.
—El caos, nena.
La sentí acomodarse en su silla.
—Lena, cariño, no puedo leerte los pensamientos aunque quisiera.
—Es que —resoplé, no había forma de explicar la situación de la forma más natural posible—... Le di de comer a un indigente que tenía cara de hambre y entonces comenzó a llover y el muy idiota se metió en casa. Fui a buscar a la vecina y usó una escoba para pelear con él y todo concluyó en que es un alekee.
Hubo silencio por unos cuantos segundos.
—¿Eh?
Levanté mi rostro y me acomodé sobre la silla al no escuchar respuestas.
Como me imaginé, el rostro de mis amigos era de total confusión. Kenia me observaba con el ceño fruncido, totalmente desentendida, mientras que Dala me miraba como si de repente me hubiera salido un cuerno del medio de mi cabeza y como si necesitara atención médica.
—¿Estás drogada Lena?
—No seas idiota, Dala —Viré mis ojos.
—Lena, cariño —comenzó él, me hablaba como si estuviera intentando comunicarse con un niño—, si no quieres hablar con nosotros en este momento, lo vamos a entender.
—Sí, cielo —continuó mi amiga—. No necesitas mentirnos o inventar historias para pasar de nosotros.
Bufé irritada.
Adoraba y quería mucho a mis amigos, pero a veces eran unos pesados de mierda.
—¿Creen que tengo tanta imaginación y tiempo para crearme una historia así?
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Nilo ✔
Teen FictionSu vida cambió cuando ambos se miraron por primera vez. Y ella lo supo. Lena llevaba una vida tranquila hasta que se topa con Nilo. Ella nunca esperó encontrarse con que aquel chico era un extraterrestre, mucho menos enterarse de que ella era su com...