— Sólo quiero hablar con ella — era su voz, sin duda, la que se oía a través del pasillo con eco propio.Me quedé helada, mis pies no se movieron más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.
— Pero ella no quiere hablar contigo, pervertido — esa otra voz era la de Blake, aireada.
¿Qué estaba sucediendo? — Pensé yo.
— ¿Pervertido? — repitió Noah, escandalizado.
— ¿La llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos? No te hagas el santo — alegó Blake.
— La llevé a mi casa por eso mismo — explicó —. No iba a dejarla aquí sola en ese estado, además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Qué la dejara en el pasillo? — replicó.
— Como sea, ella no quiere verte.
— Tú no decidas, no tienes derecho — decía Noah.
— No decido, sólo te estoy repitiendo lo que ella me dijo esta tarde — refutó Blake.
— Necesito hablar con ella, y tú no me lo vas a impedir — advirtió Noah.
— Pues, ojalá la encuentres — la voz de Blake parecía ocultar una sonrisa malévola.
Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Noah pasaría por donde yo estaba escuchando todo.
Corrí hacía el ascensor, Noah no lo tomaría, de eso estaba segura.Las puertas se abrieron a tiempo y me escondí antes de que sus ojos me vieran. Apreté el botón para el cuarto piso, sólo por si acaso y el estómago se me encogió, evidentemente más sensible, cuando el ascensor subió un piso arriba.
Cuando las puertas se abrieron de nuevo y me dejaron salir, bajé rápidamente las escaleras hasta mi piso y llamé a la puerta del departamento trecientos ocho. Alguien dentro refunfuñó palabras ininteligibles y luego la tía de Blake me abrió la puerta y me puso mala cara, deformando su rostro con más arrugas de las que ya tenía. Su cabello blanco estaba atado en una desecha coleta y algunos cuántos pelos se salían de su lugar.
— Disculpe que la moleste, ¿está Blake? — pregunté.
— ¡Blake! — lo llamó, luego sin decir nada más, se dio media vuelta y volvió al sofá en el que seguro estaba antes.
Blake salió de una de las habitaciones y después de que miró a su tía me captó en la puerta de entrada, esperando.
— Oh — musitó y se acercó a toda velocidad —. ¿Qué pasa, _____ ? — dijo, saliendo un poco y cerrando la puerta tras de sí.
— Escuché la discusión que tuviste con Noah, ¿por qué? ¿A qué vino? — Inquirí, desesperada.
Él exhaló.
— Venía a hablar contigo, pero le dije que tú no querías hablar con él — musitó.
— Eso lo escuché, pero ¿por qué le dijiste que yo no quería hablar con él?
— Pues, ¿no es obvio? _____ , yo sé que te lastimaría más de lo que ya lo ha hecho. No quiero que te sientas culpable de nada, Noah es el que tiene la culpa aquí y quiero que lo acepte. Además ya has llorado bastante.
— Pero...
— A menos de que quieras despedirte de él, yo no puedo impedirlo — se encogió de hombros.
— No — negué rotundamente —. Ni siquiera le diré que me voy.
— No digas que te vas, se siente horrible — musitó, bajando la mirada.
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El Manual De Lo Prohibido |Noah Beck|
Fanfiction|TERMINADA| ¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toques, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a tenerlo. NO TIENE QUE VER CON NADA DE TIKTOK Créditos a su respectivo autor. Adaptada