-Helena estaba preparando sus cosas junto a sus tías y abuela, estaba emocionada por qué por fin irá a una institución mágica, pero... Todas se sorprendieron al entrar a la habitación de la niña para recoger más de sus pertenencias... El problema era que ya había alguien sentado en ella.-
-Helena no gritó, pero estuvo a punto. La pequeña criatura que yacía en la cama tenía unas grandes orejas, parecidas a las de un murciélago, y unos ojos verdes y saltones del tamaño de pelotas de tenis.-
Narcissa: Dobby, que estás haciendo aquí!!
Dobby: -el pequeño elfo se sobresalto al ver a su ama, la señora Narcissa Malfoy- no me he escapado de la casa Malfoy Ama Narcissa!!! -estaba a punto de desaparecer pero es detenido-
Cissy: que estás haciendo exactamente aquí Dobby?
-Aquel pequeño ser se levantó de la cama e hizo una reverencia tan
profunda que tocó la alfombra con la punta de su larga y afilada nariz. Helena se dio cuenta de que iba vestido con lo que parecía un almohadón viejo con agujeros para sacar los brazos y las piernas, e interrumpio al elfo y a Narcissa-Helena: Esto..., hola -saludo al elfo-
Dobby: Harriet Potter -dijo la criatura con una voz tan aguda que Helena estaba seguro de que se había oído en el piso de abajo- hace mucho tiempo que Dobby quería conocerle, señorita... Es un gran honor...
Helena: Gra-gracias, pero ese no es mi nombre, bueno si lo fue... mi nombre es ahora es Helena Wayne Black -respondió Helena, que avanzando pegado a la pared alcanzó la silla del escritorio y se sentó. A su lado estaban absortas las black, así que siguió hablando en dirección al elfo- ¿Quién es usted?
Dobby: Dobby, señor. Dobby a secas. Dobby, el elfo doméstico -contestó la criatura.-
Narcissa: -no quería interrumpir la fascinación de su sobrina, pero, debía hacerlo? Se cuestionaba a si misma-
Helena: ¿De verdad? -dijo ella-. Bueno, no quisiera ser descortés, pero no estamos solos, mira... -señalando a sus tías y a su abuela-
Dobby: Estoy encantado de conocerla...
Narcissa: -al fin decidió hablar- Pero, en fin, ¿has venido por algún motivo en especial Dobby?
Helena: no le tengas miedo, son mi familia al final de todo
Dobby: Sí, señorita -contestó con franqueza-. Dobby ha venido a decirle, señorita..., no es fácil, señorita... Dobby se pregunta por dónde empezar...
Andrómeda: que elfo tan tímido cissy
Helena: Siéntese señor Dobby -dijo ella educadamente, señalando la cama. Para consternación suya, el elfo rompió a llorar, y además ruidosamente.- que pasa? Dije algo malo?
Dobby: ¡Sen-sentarme!. Nunca, nunca en mi vida...
Helena: Lo siento, no quise ofenderle.
Dobby: ¡Ofender a Dobby! -repuso el elfo con voz disgustada-. A Dobby
ningún mago le había pedido nunca que se sentara..., como si fuera un igual.