Epílogo

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- ¡Mamá, mamá!
La voz de su hijo sacó a Elya de sus pensamientos.
- ¿Qué sucede, cariño?
- Cuéntame una historia. - los ojos iluminados del chiquillo la observaban con atención.
- Hmm... ya deberías estar durmiendo, Seik.
- Ya lo sé, ma. ¡Pero es que no tengo sueño!
Rió con su rabieta. Siempre había sido así, era igual a su padre.
- Está bien. Esta es la historia de La cazadora nocturna.
El niño se arropó en la cama y escuchó con atención.
- Hace muchos, muchos años, cuando solo los humanos habitaban el planeta, un portal se abrió entre este mundo y el mundo espiritual. Muchos espíritus de todo tipo comenzaron a acechar a los humanos en las noches, aterrorizando a hombres y mujeres, ancianos y niños, ricos y pobres, y a todo el mundo por igual.
- ¿Los humanos tenían miedo?
- Si, cariño, mucho.
- ¿Y qué hicieron?
- Bueno, algunos de ellos se convirtieron en cazadores nocturnos, y dedicaron sus vidas a proteger a las personas que no podían enfrentar a los demonios. Crearon grandes órdenes, que se mantenían en el anonimato por el miedo que causaban.
- ¿Como los centinelas?
- Si, hijo. Los centinelas de la luz fueron la primera orden que se enfrentó a los demonios, pero el resto de las persona les temía, ¡pensaban que eran como ellos!
- ¡No!
- Si. Y entre toda la conmoción que siguió a los demonios, apareció una pequeña niña. Dicen que su nombre era Vayne; una huérfana cuyos padres habían sido asesinados por el antiguo demonio de la lujuria. Vayne se convirtió en una gran cazadora para vengar a sus padres, protegiendo a los ciudadanos de las amenazas nocturnas que los acechaban.
"Un día, un espíritu apareció ante Vayne. Era el rey demonio de la obsesión, Thresh, y venía para llevarla en su linterna. Vayne lo enfrentó y sobrevivió, pero poco a poco, el espíritu se fue apoderando se su mente, tentándola hacia las sombras.
- ¿Y qué hizo?
- Peleó. Se enfrentó al demonio una y otra vez, sobreviviendo, y venció al demonio de la lascivia y a antiguos vampiros en su camino. Se alió con los Kanmei para enfrentar al demonio del terror y vencerlo, y conoció a los primeros centinelas de la luz.
- ¡Lucian!
- Y Senna, si.
- ¿Y se unió a ellos?
- No exactamente... Vayne era una cazadora libre, cuentan las leyendas que incluso llegaba a ser demasiado salvaje ocasionalmente. Pero todo llegó a su fin un día, cuando encontraron su motocicleta abandonada sobre un puente, sin rastros de su audaz piloto.
- ¿Murió?
- Eso creyeron todos.
Hizo una pausa, como si lo lamentara, antes de continuar con renovada emoción.
- ¡Pero se equivocaron! - el rostro de Seik se iluminó nuevamente. - Vayne logró resistir a la tentación del rey de la obsesión, pero aquello terminó por convertirla en un espíritu obsesivo a ella también.
- Entonces, ¿es mala?
- No, hijo. - le sonrió - Se convirtió en un azakana que caza otros demonios, y cada año, en el festival de las flores espirituales puedes ver su leyenda en los murales, siempre peleando contra los demonios que quieren hacernos daño. Cuentan los ancianos que Vayne continúa su pelea contra Thresh, buscando la forma de acabar con su inmortalidad con una de sus flechas.
- ¿Es posible?
- Nadie lo sabe. Ni siquiera Ahri.
- Vaya... ¿crees que lo logre?
- No lo sé. Pero si sé que ya debes dormir, o puede que algún espíritu perturbe tus sueños.
- ¡Vayne lo matará!
No pudo sino reír.
- Probablemente, ¡pero te dará una buena golpiza por molestarla!
El niño le sacó la lengua en respuesta antes de girarse en sus sábanas.
- Buenas noches, cariño.
- Buenas noches, ma.
Le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación, apagando la luz.
Salió con prisa hacia el bosque que rodeaba su casa, donde una mujer espíritu de pelo celeste la esperaba.
- Lo siento, mi hijo.
La mujer asintió, y con el pie señaló a un bulto que estaba tirado a sus pies.
- ¿Lo has encontrado?
- No fue muy difícil, apesta.
Quitó una manta que traía el bulto y asomó la cabeza de un hombre, o algo similar. Tenía los ojos rojos y la piel inchada, cubierta de venas rojas, verdes y azules que parecían querer explotar.
- Ya está empezando a transformarse de nuevo.
- Vaya. - Elya habló al bulto - Hola, amor. Con Seik te hemos extrañado, no debiste abandonarnos.
La criatura, que ya no era humana, gruñó.
- Hazlo rápido, o lo haré yo.
- Gracias, Vayne.
La mujer tomó una pistola con balas de plata y apuntó a la cabeza del hombre.
- Hasta nunca, amor mío.
Y disparó, un tiro seco y la criatura dejó de moverse.
- ¿Dónde lo encontraste?
- Al sur. - dijo tomando su ballesta - Pero lo difícil fue encontrar al demonio que lo había transformado.
- ¿Lo mataste?
- Eso haré. - cargó su ballesta y apuntó a Elya - Siempre son sus amantes, ¿sabe mejor su carne luego de la traición?
Elya sonrió nerviosa.
- Mi hijo...
- Estará bien. ¿Pensabas transformarlo y comerlo luego?
Un brazo negro salió del cuerpo de Elya y atacó a Vayne, pero antes que pudiera tocarla, ya había disparado.
- Al menos podrías haberlo puesto interesante.
El cuerpo de la mujer yacía inmóvil junto a su marido muerto, pero fue un olor en el aire lo que llamó la atención de Vayne; el estaba cerca.
Se lanzó corriendo por el bosque, con la ballesta lista en sus manos y un cuchillo de plata atado a su pierna izquierda.
Ahri observó su carrera y luego los cuerpos que había dejado tirados en el bosque, pensando que si Thresh estaba cerca, otros espíritus también aparecerían a comerse los cadáveres. Debía dar aviso al centinela de la ciudad. Soltó un suspiro y miró en la dirección por la que había corrido Vayne. "Algunas cosas nunca cambian, ¿verdad?", pensó, transformándose en zorro e iniciando su camino hacia las luces de la ciudad.

- FIN -

La Noche Más Oscura [ Thresh X Vayne ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora