Capítulo 8

41 10 1
                                    

Nota: Este capítulo no es apto para personas menores de 18 años, contiene escenas muy explícitas. Si no eres mayor de 18 por favor salta al siguiente capítulo, no te perderás de nada ya que este capítulo no rompe la cronología de la historia.

No soporto cuando amanece y menos los rayos del sol que iluminan mi habitación en la mañana, así que cuando estos aparecen significa que es hora de empezar el día.

Me quedé un rato en mi cama analizando el momento, analizando que era momento de levantarme e iniciar el día puesto que era sábado.

¿Qué se puede hacer un sábado en la mañana? No lo sé, probablemente nada.

Al levantarme de mi cama lo primero que hice fue ir a tomar un baño, sentí que en verdad lo necesitaba, me dirigí al baño y empecé a quitarme la ropa comenzando con el suéter, luego con el pantalón y por último el bóxer. Mientras esperaba que la tina se calentará, me miré al espejo a reflexionar sobre lo que había pasado anoche, recordar todo lo que había pasado fue una locura, el miedo que sentí cuando esa criatura que nunca supe que era me perseguía y los nervios que me hizo sentir en ese momento, ahora que estaba a salvo me dio risa todo eso. Todo lo que había vivido me pareció una estupidez tanto así que solté una larga carcajada en frente del espejo del baño. Luego del ataque de risa era momento de entrar a la tina.

Una vez dentro, empecé acariciar mis piernas como agradecimiento de lo bueno que se portaron al momento de correr en el bosque, luego me apliqué el jabón por todo mi cuerpo, enjabone hasta la última parte de él pasando la mano una y otra vez por mis piernas, acariciando suavemente el regalo que tengo entre las piernas dando un poquito de placer en ése momento. Una vez terminé de enjuagar todo mi cuerpo drené el agua de la tina, dejando que mi cuerpo se secara con ayuda del viento, así que me relajé y recosté mi cabeza contra la tina y cerré los ojos. Cuando desperté por alguna razón mi amiguito decidió despertase y esta vez vino con todo, así que lo atendí de una manera un tanto madura. Saqué mi celular y decidí llamar a la única persona que me ayudaría en este caso y qué probablemente aceptaría.

Llamando...

— ¿Alo?— Respondió Carolina a la llamada.

— ¿Estás sola en casa?—Pregunté — Tengo un problema y la única que puede ayudarme en éstos momentos eres tú.

— ¿Es sobre Alex? — Preguntó Carolina en un tono de preocupación.

—Mmm no, el problema es mío y... tuyo también.

— ¿Y cuál es el problema?

—Respóndeme si estás sola en casa y allá te darás cuenta...

—Sí, estoy sola. Mamá todavía está en el trabajo pero no demora en llegar.

¡Genial! — Fue mi expresión de alegría al escuchar eso.

Cuando colgué la llamada salí de la tina y tomé la toalla terminar de secar las gotas de agua que quedaban en mi cuerpo y las otras gotas que no eran agua. Salí del baño y me cambié, tuve que acomodar a mi amiguito que seguía despierto hacia el lado derecho porque fue la única manera de que entrara en el bóxer y terminé de cambiarme. Tomé mi bicicleta y salí de la casa lo más rápido posible.

¡Toc, Toc!— Fue el sonido que soltó la puerta al tocarla.

...

¡Toc, toc!— Toqué nuevamente la puerta. Carolina abrió la puerta y me invitó a seguir. Una vez dentro subimos a su habitación donde nos sentamos en su cama a hablar.

— ¿Cuál es el problema?, Me tienes preocupada. — preguntó Carolina.

—Este — Respondí tomando su mano y llevándola lentamente hacia mi amiguito que todavía seguía despierto al tope. Carolina hizo ciertos apretones que me hizo sentir placer.

ANTES DE QUE SEAN LAS DOCE [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora