Capítulo 7

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En la ventana de mi cuarto se escuchaban ruidos aterradores, ruidos que por lo general no eran comunes que se escucharan.

Probablemente era el árbol que estaba detrás de mi ventana que chocaba sus ramas con ésta.


Fueron tantos los golpes que comenzaron a fastidiarme, así que salí de la cama, coloqué los pies en mis pantuflas y fui en dirección a la ventana a cerrar las cortinas pero no contaba con mis que mis piernas me jugarían una mala pasada. Al ver a través del cristal de la ventana vi algo que me dejó con las piernas temblando.

Alex.

¡Sí, era Alex!

Lo estaba viendo con mis ojos, afuera de mi casa en la calle que tenía poca iluminación pero que se lograba ver algo con claridad. Alex llevaba ambas manos juntas y entre ellas desplegaba una larga cadena que era hablada por alguna otra persona que en ése momento no me preocupé en reparar.

Dudé un segundo en decir su nombre, pues no quería que mamá se preocupara y creyera que estaba loco, así que me límite a pronunciar su nombre. Lo que pude hacer en ese momento fue bajar al primer piso, pues Alex no hacía nada más que mirarme sin pestañar.

Al llegar abajo y abrir la puerta, Alex no se encontraba en el mismo lugar en el que había estado cuando lo vi arriba, estaba caminando en señal de que lo siguiera, así que no dudé en hacerlo y fui detrás de él.


No sabía con exactitud a dónde me quería llevar, pero sentí la necesidad de seguirlo y saber él porque estaba aquí, saber porque se había contactado conmigo, saber porque estaba encadenado. Pero lo más importante, saber porque no estaba descansando en paz.

Mientras caminábamos Alex siempre parecía tomar ventaja, siempre que quería estar al lado de él, caminaba más rápido. Iba muy concentrado, no decía nada ni miraba para otro lado. Caminamos un largo rato hasta que entramos en el bosque, seguimos un camino y llegamos a una extraña mesa de piedra que en el centro de ésta tenía una estrella igual a la que había visto en la tabla, en la puerta del salón de clases del instituto y en el hombro de Carolina. Todo esto fue muy extraño, Alex lo único que hizo fue quedarse parado en frente de mi al otro lado de la mesa.

-¿Qué es esto? - pregunté directamente a Alex, pero no respondió.

No pude apartar la vista de la estrella que se figuraba en el centro de la mesa, la palpé con mis dedos y analicé el resto de la mesa. Al terminar de ver toda la mesa, Alex hizo un pequeño movimiento con las manos y alzando la vista al cielo dijo:

-Aquí encontrarás la verdad, entrarás en el portal y descubrirás el mundo alterno a éste, pero cuidado. Éste solo funciona antes de medianoche, de lo contrario quedarás atrapado para siempre - Terminó de decir Alex bajando sus manos tirando una mirada desconcertada hasta que se escucharon las cadenas moverse. En ese momento me di cuenta que alguien tiraba de las cadenas haciendo desaparecer a Alex en la oscuridad de la noche y dejándome solo sumergido en ella. Estando en pie en frente de la mesa saqué mi teléfono y fotografié todo el lugar, en especial la estrella que estaba en medio de la mesa.

-¡Crac! - Fue el ruido que produjo una rama al romperse en medio del oscuro bosque que me rodeaba. Mi corazón comenzó a palpitar velozmente, a un ritmo que jamás había palpitando, mis piernas comenzaron a temblar y mi instinto de defensa se activó enseguida. No pude hacer otra cosa más que mirar a los alrededores siempre alerta en caso de que apareciera algo.

-¡Crac! - Escuché otra rama romperse, pero esta vez no esperé más (y patitas para que te tengo) y sin pensarlo dos veces salí corriendo en una dirección desconocida ya que jamás había entrado en el bosque solo y menos en esta situación, así que corrí sin mirar atrás como si estuviera en una maratón olímpica a punto de ganar la medalla de oro.

-¡Ayuda! - Fue la única palabra que salió de mi garganta a la primera, lo dije tan fluido como la baba que se sale mientras hablamos.

-Ayuda ¡por favor! - volví a gritar - ¿Alguien puede escucharme?

Todo parecía haber acabado en ese momento, mis esperanzas empezaron a caer en picada, tuve un momento de angustia y preocupación al pensar que probablemente no volvería a casa, de que no volvería a ver a mamá ni a Carolina. Pero como en todo cuento de hadas siempre hay un milagro, una voz muy lejana resonó en mis oídos.

-¿Quién anda ahí? - Fue una pregunta lanzada por una voz que analizándola bien, era una voz masculina.

-Ayúdeme por favor- Escupí con horror.

-Sigue mi voz- Fue lo que obtuve como repuesta.

Así que empecé a perseguir la voz que cada vez se había más cercana y en efecto, así fue. Sentí como fui atrapado por sus brazos que impidieron que siguiera corriendo.

-¡Hey, Hey todo está bien! - Dijo este hombre intentando calmarme- Respira hondo, ya todo está bien.

-Ayúdeme se lo suplico.

-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan aterrado?

-¡Alguien me persigue!

-No, no. Nadie te está persiguiendo. Cálmate y sube al auto - Dijo éste ayudándome a subirme al auto.



Mi nombre es Luis y en estos momentos estoy pasando por la peor situación de mivida, mi hermano Alex falleció a causa de un accidente automovilístico. Hacepoco tuve un sueño en el cual vi a mi hermano Alex en un sitio muy extraño, alparecer en el purgatorio el cual era custodiado por SAMAEL, el encargado de quetodas las almas en pena paguen por no cumplir su misión en la tierra. Mi misiónaquí es descubrir porque Alex está ahí y hacer todo lo posible porque mihermano salga de ese lugar. Usé la tabla Ouija para comunicarme con mi hermano,mi novia casi queda poseída, presencié un intento de violación que terminó enmedio de un asesinato, vi a mi hermano en medio de la calle que está en frentede mi habitación, estuve en un bosque donde fui perseguido por alguna persona ocriatura de la noche que nunca supe identificar bien y ahora en estos momentosme encuentro en un auto con un extraño camino quizás dónde porque no tenía nila menor idea donde íbamos, quizás me encontré con un psicópata que me llevabadirecto a una muerte segura o tal vez un ser de Luz que enserio me queríaayudar.

Así que aquí continuaba, en éste auto con un extraño con intencionesprobablemente buenas o quizás no, pero solo me quedaba confiar pues éste hombreme había salvado de la aterradora criatura que me había perseguido en elbosque, ya que nunca pude reconocer que era lo que en verdad me perseguía.

Mientras tanto en el auto todo estaba tranquilo, yo me encontraba en el asientode atrás con la cabeza pegada a la ventana viendo lo poco visible del paisajedebido a la oscuridad de la noche.

-¿Cómo es tu nombre? -Me preguntó de repente.

-Luis- Respondí.

-Leonardo, mi nombre es Leonardo - Dijo viéndome por el retrovisor- Soy el salvabosques, encargado de cuidar y proteger todo este terreno. Me encontraba en laronda nocturna como es de costumbre y escuché tus gritos, dime ¿Qué pasó? ¿Porqué gritabas despavorido?

-No lo sé, no sé cómo llegué aquí- Me límite a mentir, pues no podían decir queperseguí a mi hermano muerto-¿Y hacia dónde vamos? -pregunté finalmente.

-Vamos camino a la estación de policía, para que ellos se encarguen de llamar atus padres.

Esas palabras me tranquilizaron, ya no había criatura por la cual temer, notenía que correr. Ahora estaba seguro de que todo había acabado y de regresaríaa casa sano y salvo y que volvería a ver a mamá y Carolina. Lo único que tocabahacer en esos momentos era esperar a que llegáramos a la estación de policías yque vieran por mí.

Al llegar me llevaron a un cuarto, dónde esperaría mientras que mamá llegará,así que después me puse a pensar en lo que había ocurrido, porqué Alex estabaencadenado, que era lo que tiraba de las cadenas y por último intentar ver loque me persiguió en la noche. No pasó mucho tiempo, tal vez minutos o quizáshoras cuando mamá llegó preocupada, lo primero que hizo fue abrazarme.

-¿Cómo llegaste aquí? - Preguntó mamá después del abrazo.

-No lo sé- respondí- Solo aparecí ahí en el bosque y comencé a correr de miedoy me encontré con el salva bosque que me trajo hasta aquí y gracias a él estoybien.

-Está bien, vamos. - Mamá y yo salimos abrazados de la estación de policíamontando nos al auto para por fin ir de nuevo a casa.

Ya todo había acabado o por lo menos yo lo sentía así, ya no había de que tenero de qué temer, ya no había nada que me estuviera persiguiendo. Estaba a salvoen el auto camino a casa, estaba con mamá quien indudablemente me defendería decualquier cosa o persona que me quisiera hacer daño.

ANTES DE QUE SEAN LAS DOCE [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora