El fantasma de tu corazón, por Efímera

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Y aquí estoy otra vez, sentada al borde de este precipicio al que muchos llamancordialmente ventana. Pero esta vez algo ha cambiado: ya no tengo miedo, ya no siento esapresión en el pecho como si me apuntaran con una pistola, ahora simplemente ya no sientonada. 

Contemplo el cielo oscuro lleno de estrellas en esta fría pero a la vez calidad yserena noche. La calle está casi vacía pero aún hay algunas almas vagando por ella comoel chico de auriculares que camina hasta su casa después de entrenar como cada martes ola señora Ángela con su pequeño chihuahua Chanel que pasean juntos siempre a la mismahora. Me resulta gracioso, ya que aunque yo conozca a la perfección quiénes son ellos, ellosno se percatan de mi presencia aún estando al borde de mi propio acantilado... Y la únicarazón eres tú, la chica de cortos cabellos rizados que desprende alegría a su paso y que meembriagó desde el primer instante, la misma que me llamó en tantas ocasiones amiga, lamisma de la que erróneamente me enamoré.

Y qué desgracia fue enamorarme de un almalibre como la tuya que es incapaz de permanecer aquí a mi lado quieta ni un segundo, y así,veloz como cuando atravesaste las puertas de mi corazón, también huíste por las puertasde esa misma aula donde nos conocimos que se mantiene intacta en los recuerdos de miaún palpitante corazón. 

Sin dudarlo, caí ante tus dulces encantos pero no fui un motivosuficientemente fuerte para hacer que te quedaras y ahora sí me despido, cuando al fin lacalle está desierta y la lluvia empieza a resbalar por el cristal que se encuentra a mi espalday mientras me despeño hacia mi final solo puedo desear que ella, la reina de tus sueños, tudiosa de la belleza, te haga feliz, así como yo quise hacerte pero que no conseguí. Y ahorame despido por siempre y para siempre, simplemente, el fantasma de tu corazón.

Terceiro escrito: palabras forzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora