•CAPÍTULO VIII•

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"Zach"

"Soy un error de la naturaleza, una bestia loca"

—Andrei Chikatilo

CHRISTIAN

En esos días había extrañado España más que nunca, y es que el pueblo en el que me encontraba era un constante recuerdo de todo lo que había pasado, porque el hecho de elegir la profesión de un asesino a sueldo a mi sueño que era ser médico me había matado, pero era necesario, tenía que terminar con ese tormento que me culpada todos los días.

La primera vez que llegué a LakesVillage, instalándome en la vieja mansión que había comprado con el dinero de mi último trabajo en NY tuve la impresión de que solo me concentraría en mi trabajo, porque esta vez no había sido contratado por algún poderoso mafioso o personas millonarias en busca de venganza, esta vez era algo personal. Pero nunca esperé encontrarme a una mujer que a pesar de haberle apuntado con mi arma favorita ‹‹ debido a lo bien que me salían los disparos cada vez que la usaba ››, no mostró ningún ápice de miedo, fue valiente a diferencia de miles de hombres que la doblaban en estatura y peso que apenas me veían se desmayaban o empezaban a llorar suplicando por sus vidas, y eso me había impactado, hasta tal punto de no poder dejar de pensar en ella toda esa noche.

Sentía las ganas de protegerla, porque había visto vulnerabilidad en sus ojos, había visto cicatrices y daños tanto en su alma como en su cuerpo en el momento en que fue invadida con un ataque de pánico, porque me recordaba a mí, y justo cuando estuvimos encerrados en ese closet, que vi como reprimía su dolor para no ser atrapados me removió, fue como si ya no me importaran las razones por las que había venido ni el plan que me costó casi años construir, porque lo único que me decía mi cabeza era "protégela", y eso hice, en el momento en que la mujer iba atacarla no dude ni un segundo en quitarle el seguro al arma, apuntar, y luego que en un golpe seco cayera el cuerpo de la atacante, eliminando la amenaza y mi promesa de no asesinar mujeres pues no me fijé en ese momento porque estaba centrado en ayudar a Bella, en hacer lo que mi mismo psicólogo me recomendaba cuando entraba en uno de esos ataques de pánico que eran tan comunes en mi vida, la protegí, porque ella era muy similar a mí, y eso evitó que la olvidara de mi cabeza.

Esa noche había decidido ir a visitarla a su casa, y al percatarme que no estaba solo me limité a aguardar entre las sombras y vigilar, porque una parte de mí sentía que no era el único que estaba ocultándose en ese lugar y al ver una sombra detrás del árbol que estaba a pocos metros de la casa de Bella me lo confirmó. La sombra al parecer tenía unos auriculares y estaba completamente concentrado en la ventana de la habitación de Bella. Por suerte había traído una mira con la que pude observar más cerca, pero solo era una sombra, solo era oscuridad y eso me produjo un extraño sentimiento porque sí la estaban siguiendo de esa forma, era porque pensaban hacerle daño, era porque realmente estaba en peligro. Me puse mi pasamontañas para caminar en silencio a esa dirección, y así como yo avanzaba la sombra también, entonces justo cuando estaba a punto de disparar Bella apareció en la puerta espantándola y provocado que volviera a mi lugar. Ella caminó a mi dirección y sabía que la sombra estaba observando, por lo que la abracé atrayéndola junto a mí.

—Bella, no hagas ruido — Susurré en su oído mientras ella dejaba de forzar al escuchar mi voz.

— ¿Qué haces aquí y quien era la otra persona? — Preguntó agitada

—No lo sé, pensaba averiguarlo pero apareciste, y estoy seguro que sigue aquí, te están siguiendo Bella, tienes que tener más cuidado y no salir así como así — El hecho de tenerla tan cerca no me incomodaba en absoluto por lo que no decidí soltarla.

ISABELLA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora