Contemplando al pequeño dormido sobre la cama, hacían sentir inquietud a Kyrios, ver como un niño luchaba por aferrarse a su vida era algo duro de ver. Ese pueblo a donde había llegado poseía demasiados enfermos y heridos, no existían sanadores suficientes para curar a tantas personas, sin poseer suficientes medicinas ni alimentos, todo dependía únicamente de cuanto fuera a tardarse el mensajero en ir a la capital y regresar. Permaneciendo al lado del Lunairis, Kyrios pensaba como regiría dicho sitio, habiendo eliminado al antiguo gobernante, debía asegurarse que quienes lo estarían ayudando no fueran a ser personas que encontraran desagradables a los semihumanos, dichos seres merecían poder tener una vida como la de cualquier otra persona, aunque poseyeran orejas y colas de animales, no existían diferencias entre ellas y los humanos normales, pues incluso entre los humanos, había hombres catalogados como donceles.
Notando como el menor empezaba a soltar pequeños tosidos, Kyrios se apresuró a darle algo de agua. Debido a la alta fiebre, el Lunairis formaba parte del porcentaje mayor que requerían con urgencia medicinas, así como cuidado constante, estando su cuerpo tan debilitado, era vulnerable a contraer cualquier tipo de infección que podría terminar por matarlo. Limpiándole algo del sudor, contemplo como el pequeño abría sus ojos, su expresión demostraba cuan mal debía estarse sintiendo, más parecía extrañamente aliviado, lo cual poseía lógica, haberse encontrado maltratado y torturado por tanto tiempo, para cualquier resultaría tranquilizador saber que alguien había acudido en su ayuda.
—Sal... salvador... —pronuncio el infante con gran debilidad, como si hubiera juntado toda su fuerza disponible para hablar.
—No te esfuerces —dijo Kyrios limpiándole algunas gotas de sudor—. Pronto estarán las medicinas aquí, así como buena comida —mientras decía aquello, el pequeño se giró hacia donde se encontraba sentado el mayor, no poseía fuerzas suficientes para hablar, más solo hizo un gesto en señal de que deseaba que una de sus manos fuera sostenida. Kyrios, comprendiendo lo que deseaba el menor, tomó aquella manita entre las suyas—. No temas, prometo que te pondrás bien.
Sin despegarse del menor, cuando un nuevo amanecer llego, Kyrios no había descansado ni un momento, manteniéndose en total alerta a la condición de su pequeño compañero que por instantes su alta fiebre parecía desear complicarse. Pidiendo informes sobre los demás semihumanos, pudo comprender cuan necesarias estaban siendo las medicinas, sin ellas muchos no podrían aguantar un día más, entre ellos el Lunairis. Avanzando un poco la mañana, Kyrios decidió brindar asistencia a los heridos y enfermos, no existían muchas personas en el pueblo que poseyeran conocimientos médicos, incluso entre los humanos que estuvieron ayudando a escondidas, eran contados quienes podían tratar heridas ajenas a las fiebres. Justo cuando se dispuso a alejarse de la cama, sintió como sus rojas daban un pequeño tirón, al dar una leve mirada, contemplo que el menor lo estaba sujetando.
—S-salvador...
—¿Qué ocurre? —preguntó Kyrios con gentileza mientras se sentaba en el borde de la cama, pensando un poco, se percató de que el pequeño continuaba llamándolo salvador, existía verdad en que muchos podrían considerarlo como tal, después de todo, ciertamente los había salvado, más resultaba extraño ser llamado de dicha forma—. Creo que no te lo dije, mi nombre es Kyrios, no salvador.
—¿K-Kyrios?
—Sí —afirmo dando una gentil caricia a la nuca contraria—. ¿Cuál es tu nombre?
—Ze... Zeita.
—Escucha, Zeita, debo ir a ver como estan los demás. ¿Podrías soltarme?
El menor negó—. Yo... yo debo ir junto a usted... yo... —Zeita no poseía fuerzas suficientes para hilar apropiadamente sus palabras, apenas conseguía sujetar las ropas contrarias, Kyrios con gran facilidad podría zafarse del agarre, sin embargo, hacerlo haría que el menor sintiera que estaba causando molestias o desagrado, si se estuviera tratando de un adulto no habría tantos problemas, más siendo Zeita un niño, no existía medio posible para poder hacerle comprender ciertas cosas. Permaneciendo callado por algunos momentos, Kyrios, contra sus deseos, no encontró manera de dejar la habitación sin ser detenido por el menor.
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The Knight and The Doncel (YAOI)[M-PREG]
RomanceTiempo atrás, en una tierra recorrida por toda clase de criaturas. Existían reyes hambrientos de poder, bajo sus órdenes ya hacían nobles casas consagradas a brindarles nobles caballeros dispuestos a servirles hasta la muerte, y bajo ellos un pueblo...