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Estaba feliz, ya podía transitar por la casa, era demasiado grande, me perdi entre sus pasillos en algunas ocasiones, algunos sirvientes del lugar, me veían pasar y murmuraban por lo bajo.

Pero estaba bien, no me importaba, sabía que santa no era, asi que, no me preocupa. Fui al jardín y me acoste en aquel verde y fresco césped, contemplé el cielo, las nubes moviéndose y formando una que otra figura, mientras escuchaba a Ramon correr por alrededor mio.

- vaya, veo que le esta llendo muy bien- escuche una voz acercándose era el señor Sebastián
Me senté de inmediato en el césped, - ho... hola.. señor-
- debo decir qué el dinero la ha vuelto hermosa-  sentí su mirada penetrando mi vestido, yo solo contuve la respiración y me quise levantar para irme de allí, pero un terrible tirón de pelo me detuvo.

- ¡¡ ah!!- grite.
- ¿ como hiciste para que en unos cuantos días la señora Garzón quisiera pasar toda su fortuna a tu nombre perra?- me pregunto, por su voz supe que estaba furioso.

- suelteme- le pedí, pero lejos de aquello comenzo a patearme en el suelo, impidiendo que me levantará. Cuando se cansó, se tiró encima mío, y  levantó un poco mi vestido.
- déjeme- recuerdo que le pedí.
Pero no se detuvo, en su lugar, me golpeó en rostro una y otra vez, hasta que se cubrió de sangre, diciéndome que me callara.

Pesé a mis gritos desesperados y mis intentos de escaparme, lo sentí correr mis bragas para entrar en mi de un golpe.
Yo largue un grito agónico, no quería, me largue a llorar sin dejar de suplicar que no me hiciera eso, que no me obligará a ser de otro hombre, a mi mente mientras aquel sujeto me embestia sin piedad, se me vino la cara de mi amo.

- se que te gusta violento, puta... La  señora María José¿  te lo hace asi?, quizás te tengo que golpear más zorra- sus manos comenzaron a chocar violentamente en  distintas partes de mi cuerpo.

Cuando acabo, se levanto del suelo, sacudio sus ropas y luego me observo, yo había quedado tendida en el suelo, me dolía todo, me puse en forma fetal, esperando a que se fuera
- estas apretadita, zorra... fue una buena cogida- me dijo tirando dinero encima de mi golpeado cuerpo, se dió media vuelta y se fue.

Yo comencé a llorar, con más fuerzas. ¿ me lo merecía?,  había llegado ahí, por que ese mismo señor me había dicho que podia ser la puta de alguien, ¿ después por que me quede?, ¿ por qué aguante los golpes?, podría haberme callado, quizás así el señor Sebas no me hubiese pegado tanto, pero no quería ser de otro hombre, me gustaba saber que solo había sido la mujer de mi amo, que era de élla, qué era su puta.

¿ qué sentía?, todo era tan confuso, me hubiese gustado encontrar a mi señora en otras circunstancias, en una donde estuviera a su nivel.
Me quede allí, hasta que la noche llegó, a lo lejos escuche gritar a mi señora mi nombre, pero no hice nada para que me encontrará, me daba vergüenza que me viera así.
Gracias a Ramon me encontró.
- ¡¡¿PERO QUE PASÓ?!!- preguntó rodeandome con sus brazos.
Yo hundi mi rostro en su pecho, buscando ocultar mi rostro con sangre ya seca en él.

- Daniela ¿ qué paso?- me susurró.
- paso que soy una puta y obtuve lo que me merezco- le respondí llorando.
- ¿ si esto es lo que querías, por qué  lloras?-  podía sentir su mano, acariciando mi cabello.
- porque, solo lo quería con usted- no estaba pensando en lo que decía, solo me salían las palabras, en realidad en mis adentros, solo suplicaba que no me soltará, ¿ qué sentía?, mucho dolor, ¿ qué sentía por él?, no lo podía explicar en realidad, solo sabía que en ese momento, lo único que deseaba era estar ahí con él.

Me cargó en sus brazos y me llevo adentro, les dijo a todos que nos dejarán solos. Y me llevo al baño de su habitación, una vez dentro, me colocó cuidadosamente en la tina, donde dejo caer agua tibia.

La vi sacarse la camisa, debajo de ella, tenía  que dejaba ver una figura muy bien trabajada, pero también las cicatrices de aquel incendió, gran parte de su pecho, estaba quemado.
Tomó una " esponja de baño" y comenzó a pasarla por mi espalda, luego de desnudarme.

Cuidadosamente, frotó mi espalda, haciéndome suspirar... ¿ por qué sus manos me hacían tocar el cielo y las manos de aquella mujer me dieron tanto rechazo?, deslizó sus manos por mi cuello, siguiendo por mis pechos, hasta llegar a mi intimidad, sus roces eran suaves, buscando limpiar cada residuo que había quedado en mi.
Mis suspiros cada vez se hacían un poco mas fuerte, hasta que nuestras miradas se chocaron.

Llevé mi mano a su máscara y la acaricie con suavidad - gracias-  le susurré.
Luego de limpiarme por completo, me cargó nuevamente y me llevó a su cama.

- ¿ no dormiré en mi habitación?- pregunté al ver, que me colocaba entre medio de las sábanas rojas.
- no, hoy te quedarás aquí-
- ¿ dormiré con usted?-
- no, yo me sentare en el sofa del costado- me dijo
Baje mi vista, aceptando la situación, pero luego no pude con mis pensamientos.

- duerma conmigo- le pedí.
Ella me miró y sin decir nada, se acomodó a mi lado.
- siempre termino aceptando tus caprichos- comentó sarcástica.
Yo le sonreí para después acomodarme en su pecho, lo que hizo que se sorprendiera.

Repase mi vida hasta ese momento, antes de dormirme, si lo piensan todo era demasiado irreal, y seguramente muchos me dirían que estaba loca, ¿ se imaginan a alguien, llendo a vivir con una persona que no conoce?, era todo muy loco, como sacado de una pelicula, pero asi había sido, y ahora estaba ahí, escuchando el latir de un corazón alborotado.

Mi piel se erizo, cuando sentí su mano posarse en mi cintura...
- mi señora- susurré.
Todo estaba bien, en sus brazos por alguna razón todo estaba bien para mí. Aunque la historia de mi vida fuera una locura, no importaba estaba en sus brazos...

Voten

El Diario De Una Sumisa Caché (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora