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Al día siguiente, desperté y ya no estaba  a mi lado, salí de la cama, me coloqué el camisón y la bata ya que estaba desnuda, miré la hora en el reloj de la mesita de luz y vi que era media tarde.

Salí de mi habitación, se escuchaba un murmullo a lo lejos, pero el tono de voz, era inconfundible. Mi amo estaba hablando con alguien, lentamente me dirigí a su oficina y la vi, sentanda en  frente de su escritorio hablando por video llamada con algún empleado, al menos eso supuse.

Al asomarme nuestras miradas chocaron, le di una leve sonrisa, al mismo tiempo qué me hacía seña para que pasará.

Yo obedecí y me acerqué a élla, vi que en la pantalla había un hombre de unos cincuenta años más o menos quién le decía que los documentos estaban siendo terminados.

En silencio, mientras el mantenía la charla con aquel caballero, me senté en su regazo, mi amo me miró, pero al final se acomodó para que me ubicará mejor.

Apoye mi cara en su pecho, para apreciar el sonido de su corazón por unos minutos, élla posó su mano en mi pierna desnuda para comenzar a acariciarla, yo estaba perdida en el aroma de su perfume, cuando sentí como su mano comenzaban a subir, sin que dejara de hablar seriamente con su empleado.

Abrí un poco más mis piernas, y mi amo metió su mano en mi intimidad, rozó sus dedos contra mi vagina, busqué su cuello con mis labios para besarlo sutilmente.

Mi respiración se alteró cuando un dedo dentro en mí, me colocó mirando la pantalla...

- tengo la cámara apagada, no puede vernos... pero sí escucharnos... así qué, no hagas ruido...- me susurró al oido, cuando acomodaba mis piernas, dejándolas bien abiertas, aún tenía un dedo de su mano dentro de mi  e intentaban meter otro, cuándo su mano libre se deslizó por mis senos, sacándolos de mi camisón, masajeo por unos minutos ambos pechos, hasta que mis pezones se endurecieron.

Después también bajo esa mano, para ese momento ya tenía dos dedos en mi intimidad, presionó mi clitoris con la mano intrusa que había llegado ahí, hace segundos.

Mordía mis labios para no gemir, pero se me hacía imposible, mi cuerpo se movía como una serpiente danzando para su dueño, aunque mis movimientos eran inconscientes, cada vez que esa mujer me tocaba, cada parte de mi ser cobraba vida.

Al moverme, mis nalgas se frotaban contra su miembro escondido debajo del pantalón, sonreí maliciosamente cuando noté que su bulto comenzaba a crecer.

Sus manos en su intimidad, era una delicia, sabía exactamente donde tocar para que cada parte de mi cuerpo se me estremeciera, su respiración agitada salía con violencia de sus fosas nasales para recorrer parte de mi hombro.

Aquella mujer  me llevaba a un abismo de locura, con aquella pasión animal, que me hacía quemar en las intensas llamas del infierno.
Mi cuerpo se contrajo, deje de respirar por unos segundos, mientras sentía electricidad recorriendo mi cuerpo, mi amo y sus manos me habían hecho llegar al clímax máximo de mi placer.

Cuando puede reaccionar unos segundos más tardes, me levanté de su " falda",
- " las empresas han súbido sus acciones y actualmente  la firma, se ubican entre los cinco mejores del mundo, la verdad señora ha sido un trabajo de equipo muy maravilloso"- decía el hombre al otro lado de la computadora, sin saber lo que estaba pasando...

Al pararme, le di la espalda a mi amo, quién a pesar de tener su respiración agitada, seguía manteniendo una charla seria.
Bueno, hasta que me levanté la falda del camisón para dejar que viera mi trasero, en ese momento se quedo muda, mirando mis nalgas por unos segundos, me vió poner mi pecho contra su escritorio, cuándo reaccionó y siguió hablando, de lo bien que le parecía el trabajo que hacían.

Escuché como bajaba la cremallera de su pantalón, me giré un poco, quería apreciar como acercaba su miembro erecto, con pequeñas venas marcándose en él, a mi intimidad.
Le hice seña, para que supiera que quería hacerlo por atrás.

- te va a doler- me susurró...
- no me importa mi amo- le susurré yo.
Abrió un cajón que tenía en su escritorio, sin dejar de escuchar al caballero que hablaba por la video llamada y sacó de allí un " pomo" que parecía de alguna crema.

La  ví sacar un poco del contenido, y ponerse en su pene, repitió aquello un par de veces más, luego untó un dedo en el recipiente sacándolo lleno de aquello y lo metió despacio en mi trasero, me dolía un poco pero no mucho, por que lo hacía muy lento, hizo lo mismo dos veces más y después buscó meter dos dedos en mi ano, me dolió un poco más, pero era tolerable.

Después de unos minutos, de estar jugando con sus dedos en mi ano, acercó su pene y acomodó la punta, agarró mi cintura y poco a poco, fue metiendo su virilidad dentro de mi trasero, la sensación era extraña, se sentía algo incómodo, y tenía un poco de dolor, pero a la vez era placentero.
Con mucha paciencia, fue entrando  por completo hasta que sus testículos chocaron con mis muslos.

- bien, Alberto eso es todo por hoy estaré en contacto- se despidió mi amo de su empleado, al mismo tiempo que me daba las primeras embestidas, lo hacia lento, buscando que me acostumbrará a su miembro...
Hasta que dije las seis palabras mágica para desatar a  la bestia que habitaba dentro de élla...
- más rápido por favor, mi amo-  le suplique.

No objeto cosa alguna, de sus labios no salieron más que gemidos de placer en cada movimiento certero en el que ella introducía su pene lo más adentró que podía, yo ya gemía con todas mis fuerzas producto del deseo, sus manos abandonaron mis caderas, para acariciar mi espalda encorvada, era un deleite, una danza salvaje de dos cuerpos llenos de lujuria, eramos élla y yo, desbordados de pasión...
Su orgasmo, llegó junto con el mío, tiempo más tarde, me encantaba sentir como su liquido caliente, se esparcía dentro de mí.

Cuándo estuvo seguro que había dejado todo su esperma dentro de mí, sacó su miembro para esconderlo nuevamente debajo de su pantalón, al mismo tiempo que agotada pero saciada se dejaba caer en el sillón donde lo había encontrado.
Me tomó de la cintura, y me hizo sentar otra vez en su regazo, acarició mi mejilla.

- empezamos al revés nuestr relación, pero me gustaría invitarte a cenar, se que quizás no quieras salir conmigo en público per...-
- ¡¡ sí,sí,sí!!- lo interrumpí a los gritos de la emoción...

Voten

El Diario De Una Sumisa Caché (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora