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- Ha sido una noche larga, ve a descansar- me dijo, cuando nos quedamos a solas. Yo la  obedecí, cómo no me dijo que fuera a su habitación, me fui a la mía.
Al entrar, los primeros rayos de luz, se filtraba por la ventana, fui a ducharme y me puse un camisón de color blanco.
Me acosté en la cama, deseando que en lugar de el cobertor, sean sus besos quien me cubrieran.
Pensando en mi amo, mi mano se deslizó por mis senos, saqué uno y lo toqué suavemente, pasando la palma de mi mano, por él. Se sentía bien, pero quería sentir un poco más, pensé en cuando entré al salón y vi a esos hombres, succionando los pechos de esas chicas, moje un dedo con mi saliva, y lo pasé por arriba de mi pezón, ya estaba duro, mi intimidad comenzó a mojarse nuevamente... ¿ qué me estaba pasando?, esa mujer... mi amo me pasaba, ocasionaba cosas en mí que no podía describir.
Me levanté, dude un poco en salir de la habitación pero al final agarré firmemente la perilla. Cuando abrí la puerta, mi amo me sorprendió, ambos nos miramos por unos segundos, pero yo, estaba perdida en el deseo, en aquello que solo élla provocaba en mí.
Asi que me tiré encima de élla, de inmediato me rodeó con sus brazos para levantarme, yo crucé mis piernas en su cintura, al mismo tiempo que arrancaba su ropa, aquella remera gris que llevaba puesta, olía a jabón y almendras, tenía el cabello húmedo, al parecer teníamos las mismas ideas, ya qué,  yo iba a salir del cuarto para ir a su habitación... y ahí estábamos, sintiendo como sus manos apretaban sutilmente mis nalgas, mientras yo, la dejaba sin camisa para mí.
Me llevó a la cama, donde me tiró, yo caí con todo mi peso y mientras bajaba un poco su pantalón, (ya que era deportivo), yo me sacaba el camisón, quedando a su merced.
- acomodate, en la cama-  me susurró, al mismo tiempo que se giraba para tomar de un cajón un " vibrador", abrí mis piernas, y élla metió aquel aparato en mí, el ruido que esté hacía se mezclo con mis gemidos, y los movimientos inconscientes que hacía.
Busqué con mi mano su miembro, mientras suplicaba por más, le pedía a mi amo que no parará... la tomé firmé y comece a subir y a bajar con él, hasta qué mis piernas se tensaron, cerré mis ojos cuándo sentía como si me dieran pequeños choques eléctricos, efectivamente había llegado a mi órgasmo, mi amo hizo lo propio, dejando su esperma en mi mano.
Yo, como si hubiese adquirido una nueva costumbre, limpié mi mano con mi lengua, clavando la mirada en mi amo, quién me a su vez me la devolvía y con una mano masajeaba un seno.
De un movimiento agil, me subí arriba de élla, quedando en sus rodillas de frente a él.
- eres insaciable- me dijo, posando sus manos en mis nalgas.
Me acerqué a su oido y le pasé mi lengua, - es lo qué usted hace en mí- le respondí, ya haciendo pequeños movimientos, buscando que su miembro entrará solo.
Cuándo lo logré, mi amo se tiro para atrás, cayendo en la cama, con sus manos aún en mis nalgas, marcó el ritmo... me encantaba que me dominará de esa forma, llevó una mano a mi espalda y me apretó a élla, mientras me embestia salvajemente, en cada golpe que hacía buscaba introducir su felicidad totalmente dentro de mí, y eso me encantaba. Me hacía sentir plena, jamás pensé que sentirse deseada de esta manera, despertará en mí, un deseo salvaje, casí animal por ser su maldita zorra...
Estaba rendida a esa mujer, sentí una nalgada...
- otra mi amo, por favor- pedí, y el obedeció, hasta que mi trasero quedo marcado por sus manos no paró, aquello hizo que me enloqueciera mucho más de lo que ya estaba, grité de forma ahogada, clavé mis uñas en su pecho, moviendome más fuerte.
Sí, era otro órgasmo, mucho más intenso qué el anterior, élla también clavó sus uñas en mi, y al mismo tiempo que yo llegaba al máximo de mi placer, élla descargaba todo su líquido en mi interior.  Era sumamente perfecto, llegar juntas a nuestro clímax.
Me acomodé en su pecho, aún con su miembro dentro, se sentía tan bien, escucharlo agitado, buscando controlar su respiración, sentir su mano acariciando mi espalda, me abracé lo más que pude a élla y ella hizo lo mismo, nuestros corazones parecían ser uno, los dos latiendo al mismo tiempo, uniendo sus sonidos, el sol se filtraba por la ventana, ya estaba en lo más alto de su esplendor, era perfecto.
Levanté un poco mi vista para observarlo, en silencio se habia quedado dormida, pero eso ya lo había notado, pues las caricias se habían detenido.
Sí, ya no lo podía ocultar más, si me lo preguntaban podría decir con total convicción que estaba enamorada de él, ¿ por qué?, no lo sé, había miles de teorías pero no estaba segura si alguna de ellas fuera cierta, de todas maneras, ¿ eso que importaba?, ¿ tenía que sí  o si, saber por qué lo amaba?, teniendo en cuenta mi vida, mi historia, no creo que hiciera la diferencia, si un psiquiatra me escuchará diría que estoy totalmente loca, mal de la cabeza, y probablemente no tenga cura... ja,ja,ja....
Pero no me importa, sabía muy bien lo que sentía por él, desde el momento que lo vi, quizás fue amor a primera vista, quizás, existen miles de quizás, pero nada de eso importa, nadie más que él, me hacía sentir una fiera en paz, bajar la guardia, sentirme protegida, solo él.
Aproveché que estaba durmiendo y acaricie su máscara...
- te amo- le susurré.
Cerré mis ojos, me aferré más a su cuerpo, quería sentir su calor lo qué más se pudiera y me quede dormida...

El Diario De Una Sumisa Caché (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora