Los veo salir en fila de mi casa:
todos los poemas que ya no haré, se marchan.
Les doy un beso en la frente a mis preguntas. Deben dormir si quiero cerrar la puerta e irme en calma.
El bebé tropieza, pero esta vez no se levanta...Lo miro entre el humo del té que me dejaste, y realmente, casi no veo nada.
Siempre le he tenido miedo a los inicios, cuando no parece haber un colchón de pasado que deje sobrevivir a pies mojados - que luego seguirán resbalando, pero tras meses no provocarán lo mismo.
El flash de una luz colándose entre nuestras risas. Pausa. Terapia intensiva. El bip de oportunidades sonando tan bajo que ya nadie sabe si queda otro día.
El perdón. Algún día. Por haber sido nosotros, y no ser elásticos.
Y el respeto por no haber sido elásticos.
Compartir el edredón con mi almohada y mis listas.
El orden trayéndome el café de la mañana.
Es bueno ser mi propia casa cuando ya no tengo renta libre en tu sonrisa.
El último poema....
Incluso si la reencarnación existiera.
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Otra dosis de decepción, con un lápiz, por favor
شِعرEste es el lugar al que huyo cuando alguien me da una patada. Siempre me siento aquí, a lamerme las desgracias...a veces no saben distinto a un poco de leche amarga. Todas supuran. En ocasiones son tan hijas de putas que no se turnan...Pero supongo...