"Usa tus alas aunque estén cubiertas de sangre, tal y como un ángel caído."
Porque sus alas se tornaron rojizas de tanto sangrar, pero aún así seguía volando en busca de su libertad y eso era algo que Reiner admiraba.
🍃REINER X OC🍃
-Basado en Shin...
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Evie estaba completamente cansada y algo angustiada en el fondo. Se había pasado mucho tiempo galopando por los pueblos que se encontraban al Oeste de la muralla Rose, evacuando a todos los civiles que se encontraban por allí en esos momentos, pero ese no era el único problema, si no que Mike no volvió a la formación en ningún momento y eso provocaba que un nudo enorme estuviera instalado en la garganta de la muchacha Langer.
Lanzó un leve suspiro mientras seguía indicándole a la gente de ese lugar que debían seguir a Christa, la única persona que la acompañó para evacuar ese sitio. No era más que un pequeño pueblo que no estaba en el mapa, totalmente apartado de los demás y en una esquina de la muralla Rose, no tenía más de cien habitantes y por esa razón Nanaba decidió que esas dos cadetes se encargarán de ello mientras los demás comenzaban a buscar una abertura en la muralla.
—¡Tomen sólo lo necesario y acompañen a la chica rubia!.-Exclamó la pequeña cadete de cabellos azabaches a la par que se bajaba de su propio caballo para ayudar a unos niños a la carreta que estaba llevando a los infantes, ancianos y personas que no podían moverse demasiado.
Pero de pronto sintió un tirón de su falda y giró rápidamente para encontrarse con una pequeña, desgarbada y sucia niña de cabellos castaños, esa infante no pasaba los diez años, pero se notaba que no estaba muy bien alimentada, después de todo era un pueblo bastante pobre y eso se podía ver en las condiciones de cada uno de sus habitantes.
—¿Qué ocurre, pequeña?.-Preguntó la adolescente de ojos zafiros mientras le regalaba una pequeña sonrisa tranquila a la niña solo para no preocuparla o asustaron.
—Necesito que ayude a abuela Silke, señorita soldado.-Pidió la niña de apagados ojos cafés jugando con el borde desgastado de su falda y eso estrujó el corazón de la azabache con fuerza, realmente esa niña le recordaba a sí misma antes de conocer a Levi.
En ese instante una ola de cariño infinito cubrió su cuerpo al recordar que su vida sólo pudo cambiar gracias a ese hombre que hizo todo para cuidarla y amarla como un verdadero padre hacia. Pero todos esos bonitos pensamientos se esfumaron cuándo volvió a ver el rostro angustiado de la niña y solo pudo volver a sonreírle para que el miedo e incertidumbre se fuera de esa pequeña.
—¿Que ocurre con tu abuela?.-Preguntó con dulzura, pero de pronto una mujer de, quizá, unos treinta años se acercó a la niña y la tomó de la mano con fuerza, pero sin lastimarla.
Se notaba que la señora de cabellos castaños estaba totalmente asustada y no podía culparla, después de todo tenía una niña pequeña a su cargo y un enorme vientre que mostraba a otro hijo en camino, eso sumado a la horrenda situación que estaba ocurriendo ante sus ojos, era perfectamente normal que se pusiera tan temerosa.
—No es su abuela, es una mujer mayor que vive en la pequeña casa roja y alejada de todos.-Explicó la mujer rápidamente sin siquiera devolverle la mirada a la soldado, solo estaba preocupada en que su hija la siguiera, pero la niña siguió firme en su pedido.