Dean le echó en la cara agua bendita. El demonio intentó quitarse las cuerdas que le mantenían atado a la silla mientras gritaba por las quemaduras de su piel.
- Te lo preguntaré una vez más: ¿dónde coño está Lilith?
- Jamás te lo diré, Winchester.
Dean se rió entre dientes y le echó otro chorro de agua bendita. El demonio volvió a gritar de dolor.
- ¿Qué me dices ahora? -el demonio se acercó a Dean, él también se acercó pensando que le iba a dar algo, pero el demonio le escupió en la cara. Dean se limpió la cara y le pegó un puñetazo- Ya veo que te gusta jugar -el demonio sonrió. Cuando Dean iba a decirle algo, Sam bajó las escaleras- ¿Ocurre algo, Sam?
- Vamos arriba a hablar.
Sam subió y Dean le siguió, pero antes le clavó su mirada al demonio.
- No te preocupes, no me moveré, me gusta este sitio, es acogedor.
Dean le ignoró y subió. Sam estaba guardando sus cosas en una bolsa.
- ¿A dónde vas? -preguntó Dean intrigado.
- He... quedado con Ruby.
- Eh, eh, eh, ¿habéis quedado? -Sam asintió con la cabeza- Tú y Ruby, solos, no me gusta la idea -Sam resopló.
- Dean, ya soy mayorcito, no necesito que seas mi canguro.
- Ya lo sé, pero no me gusta que quedes con ella, oculta algo.
- ¿No te parece que exageras?
- No, esa esconde algo, y pienso descubrir que es.
- Sabe como evitar que vayas al infierno.
- ¡Oh,venga, Sam! ¡Eso es mentira! Hice un trato, y nadie me puede salvar de esto.
- Aunque sea así, no voy a dejar de intentarlo hasta el último minuto.
- Pues en cuatro meses podrás dejar de preocuparte.
Sam resopló.
- Podrías ayudar, ¿sabes? -dijo Sam con un cierto tono de irritación.
- Mira, Sam, yo solo quiero acabar con Lilith antes de ir ahí abajo para que puedas vivir tu vida sin que tengas que preocuparte de esa zorra.
- Dean... -el claxon de un coche interrumpió la conversación- Tengo que irme.
- Haz lo que quieras. Yo seguiré con nuestro amigo silencioso.
Sam sintió y se fue. Mientras tanto, Dean bajó. Al verle el demonio sonrió.
- ¿Seguimos? -dijo el demonio con la misma sonrisa que antes.
- Sonríe mientras tengas dientes - Dean cogió de la mesa un martillo.
* * * *
Sam y Ruby pararon en un motel.
- Sam, podría haber conducido yo -dijo la rubia mientras entraba en la habitación.
- No -dijo Sam tajante.
- Todavía no te fías de mí, ¿verdad?
- No, todo los demonios que he conocido me han intentado matar.
- Oh, Sam, hay demonios buenos, como yo.
- Me da igual -Ruby se quitó la chaqueta y se tumbó en la cama- ¿Qué haces?
- Prepararme para dormir -Sam se cruzó de brazos.
- ¿Te crees que vas a dormir aquí? - Sam se empezó a reir.
- No me iras a dejar ahí fuera con ese frío -Ruby se levantó y se puso a centímetros de Sam- ¿Verdad?
- Pidete una habitación.
Ruby se apartó.
- Buenas noches, Sam -dijo Ruby decepcionada por la respuesta de Sam.
Ruby se fue y Sam se sentó en la cama.
* * * *
El demonio estaba herido y lleno de cortes. Dean dejó el cuchillo encima de la mesa.
- ¿Vas a contarme dónde está Lilith? -dijo Dean esperando una respuesta satisfactoria.
- Nunca.
Dean resopló y cogió otra vez el cuchillo. El teléfono empezó a sonar arriba y Dean dejó el cuchillo encima de la mesa.
- Vuelvo enseguida -dijo Dean y subió las escaleras. Y cogió el teléfono- ¿Si?
- Dean, tengo un caso para ti y Sam -era Boby con el mismo tono amistoso de siempre.
- Sam no está ahora mismo.
- ¿Dónde está? -Dean resopló.
- Se ha ido con Ruby.
- ¿Qué?
- Ya lo sé, pero ¿qué querías que hiciese?
-Decirle "no" hubiese sido un buen comienzo -dijo Boby subiendo el tono de voz.
- Él sabe cuidarse solo, Boby. ¿De qué trata el caso?
- Se han allado varios cadáveres sin una gota de sangre en su cuerpo en Missoula, Idaho.
- ¿Vampiros?
- Seguramente.
- Está bien. Voy para allá.
- ¿Y Sam?
- Que vigile a esa puta.
- Dean, no creo que sea buena idea que vayas tú solo.
- Boby, soy mayorcito.
- Mandaré a alguien para que te ayude.
- Boby...
- No me intentes llevar la contraria, chico. Soy muy tozudo.
- Ya lo sé. Adiós.
Dean colgó y bajó al sótano. El demonio sonrió al verle.
- Tengo que irme, pero volveré -dijo Dean algo enfadado.
- Buen viaje -dijo el demonio entre risas.
Dean le pegó un puñetazo y subió las escaleras. Se preparó y se fue con el impala hacia Idaho.