Sueños y Obras de Teatro

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Los rayos de sol se filtraban por las cortinas blancas anunciando que el despertador sonaría en pocos minutos, aunque lo que menos que quería Minghao era levantarse. Después de toda la noche viendo películas románticas y llorar en casi todas, sin darse cuenta lo menos que hizo fue dormir.

El despertador sonó y lo apagó sin muchas ganas, se sentó en la cama y miro a la puerta de su habitación con una sonrisa.

Tres... Dos... Uno- al terminar el conteo una niña de cinco años corrió a la cama y se tiro en ella abrazando al mayor.

Buen día, papá- sonrió con su cabello revuelto y aún su rostro adormilado.

Buen día princesa- sonrió al ver como su hija se acurrucaba en su pecho tratando de seguir durmiendo unos minutos más -¿Dormiste bien? ¿Qué soñaste?-

Al escuchar la última pregunta, la niña salto y se emocionó de solo recordarlo.

Soñé que tenías un amor- Minghao empezó a reír -Enserio, era alto y tenía un auto negro, nos pasaba a buscar y caminábamos al parque- sonrió la menor marcando unos leves hoyuelos

El azabache solo la observo, pequeña, con un corazón enorme y sin importar lo que dijeran de ella, producto de una relación que no duro más de una semana, pero nunca iba a amar tanto a alguien como amaba a su hija.

Vamos por el desayuno o llegaras tarde a clases- sonrió para después ir con la castaña a la planta baja.

Mei era una niña bastante sociable, aunque siempre se cuidaba de no hablar con extraños, como le había enseñado su papá Minghao.

Le había preguntado por su otro padre, pero a su corta edad no entendía que muchas personas solo estaban con otras por atracción física y no sentimental.

Los dias de Minghao y Mei eran bastante normales, desayunaban, se vestían y Minghao llevaba a su hija a la escuela para después ir el a su trabajo. Una rutina que sabían de memoria, pero eso no quitaba que cada día era uno nuevo para aprender nuevas cosas.

El azabache entró en el estudio de fotografía y a lo lejos vio a sus amigos maquillando a algunas chicas con vestidos de novia para la temporada de primavera.

¿Sabias que para que tu cabello se vea realmente hidratado no debes lavarlo más de tres veces a la semana?- habló Seungkwan mientras leía una revista en sus manos.

Eso sonó asqueroso- Seungcheol hizo una mueca extraña.

Pero es cierto- esa voz detrás de Minghao hizo que al menor le recorriera una electricidad por su columna -Hola Minghao- saludo sonriendo mientras cambiaba el lente de su cámara de fotos. El nombrado solo le sonrió y tanto como Seungcheol y Seungkwan sintieron como había un cierto ambiente de amor.

Ya escuchaste- habló el nativo de Jeju volviendo a la realidad a Minghao -Para que Mei el día de mañana este en la portada de una revista, no le debes lavar el cabello más de tres veces en la semana-

Mi hija sea o no sea modelo, igual se bañara todas las noches-

¿Qué te dijo ayer?- pregunto el mayor sonriendo.

Que no se quería bañar por que se podría convertir en sirena- rodo los ojos para después sonreír.

Crece rápido- habló Seungcheol.

Si, muy rápido- Seungkwan se puso de pie para después tocar el hombro de su amigo -Disfrútala ahora que después aparecerá con un birrete-

Y si ustedes quieren disfrutar su empleo, mejor trabajen- Jihoon apareció con algunos papeles en mano.

Rápidamente todos fueron a sus puestos, Seungcheol aprovechó que nadie los miraba para dejar un casto beso el los labios de Jihoon y salir corriendo con Jun para seguir fotografiando las modelos. El pelicafe se sonrojo para después seguir con su trabajo.

Minghao trabajaba como la mano derecha de Jihoon ayudándolo en los contratos para los modelos. Se encargaba de gran parte del estudió, aunque Jihoon era el dueño. Un trabajo que se le daba bastante bien y que consiguió gracias a Seungkwan cuando aún no sabía de su embarazo.

Jihoon lo contrato por dos semanas como se desenvolvía y aprobó consiguiendo el empleo y nuevos amigos que lo apoyaron en todo momento con su hija. Nunca le alcanzaría los beneficios que tenía por tener a Mei, lo dejaban irse más temprano o faltar algunos días por si a la pequeña estaba enferma, actos escolares, a los cuales muchas veces fue acompañado por sus amigos y compañeros de trabajo.

Minghao, vamos- habló Jun mientras se colocaba su abrigo. Ya eran pasadas las doce de la tarde y gran parte del estudio se había ido a almorzar.

Pero yo me voy a... -

La obra de Mei, te llevo- se acerco moviendo las llaves de su auto -Si no te molesta quería ir a verla-

Minghao soltó pequeña sonrisa. Por dentro su corazón se sentía cálido, algo acelerado, pero con una sensación de paz que necesitaba muchas veces.

Llegaron corriendo y riendo a la escuela de Mei para después entrar en el patio central y sentarse junto a otros padres. Aunque muchas veces fue acompañado por Jun a obras de teatro, las presentaciones de ballet, siempre tenía la mismas cosquillas cuando los demás padres los veían y creían que eran de verdad una pareja.

Mei apareció casi a la mitad de la obra, disfrazada de mariquita tratando de salvar la naturaleza junto a sus demás compañeros. Jun sacó su cámara de fotos y capturó varios momentos que después se los pasaría a Minghao o se los dejaría para su computadora.

En esta salió hermosa- ambos veían las fotos después de finalizada la obra que terminó con aplausos de todos y los más eufóricos por parte de Jun.

Cada día más linda- sonrió Minghao mirando de cerca la cámara.

Jun levanto la mirada del objeto y se dio cuenta de la cercanía con el azabache -Es tu hija, iba a ser hermosa- sonrió.

Minghao dirigió sus ojos al mayor para responder pero una voz aguda los volvió a la realidad.

¡Papi!- Mei llegó corriendo a los mayores con su disfraz y su mochila y abrigo en mano.

Mi niña- Minghao la levanto abrazándola -Estuviste increíble amor- le sonrió aunque las líneas se limitaron a dos oraciones.

¿Enserio?- miro a los dos mayores emocionada.

Yo llore Mimi, deberías estar en el Coliseo- dramatizo Jun mientras fingía limpiar lágrimas.

¿Qué es el Coliseo?- preguntó con inocencia para que los mayores estallaran en risa.

Junnie, gracias por venir- sonrió la menor mientras jugaba con sus manos.

De camino a la salida de la escuela, Jun propuso ir por un helado al cual la niña no se opuso. Las veces que Jun estaba con la menor la consentía como si se tratase de su sobrina o propia hija. Estuvo los siete meses de embarazó, el día del parto y las semanas en que la menor estuvo en observación por ser prematura. No podía negar que la amaba, la conocía casi tan bien como lo hacía Minghao y habían creado un lazo que muchos que los veían creían que se trataba de padre e hija. Aunque no lo desmentían, ambos sabían que no era así.

Gracias por traernos- Jun dejó a Mei en su cama, después de todo un día ajetreado había caído rendida en lo brazos de su padre.

No es nada Minghao- sonrió el mayor mientras era acompañado por el menor a la puerta.

Y gracias por todo el día- sonrió apoyándose en el marco de la puerta para asi apreciar mejor al mayor.

No debes agradecerme, de verdad me gusta pasar tiempo con Mei- acomodó su cabello castaño atrás y camino de espaldas el elevador del edificio

Descansa- se despidió el azabache con una mano.

Tu igual- término por guiñar un ojo a al menor y se perdió las puertas del elevador.

Minghao solo cerro la puerta tratando de controlar su corazón y su mente. No podía enamorarse, no de nuevo.

Papá Jun→ JunHao♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora