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Todos en aquella sombría mansión conocían la complicada relación de los hermanos descendientes de Beatrix; sabían que se odiaban más que a nada y que era casi imposible que se llevaran bien. No obstante, no contaban con que la presencia de una chica pondría la vida de ambos boca abajo.
Reiji y Shu se enamoraron de la misma humana, pero dicha chica era muy diferente a Yui. A pesar de estar ahí para servir de alimento a los miembros de la casa, solo otorgaba su sangre a dos chicos, y esos eran nada más ni nada menos que los hermanos. La razón de ello era simple, sin que lo hubiese querido acabó enamorándose de ambos a pesar de conocer la difícil relación que tenían. Cada uno tiene algo que el otro no tenía, por ejemplo, Shu era vago, pero tierno, gracioso, juguetón y dulce; mientras tanto, Reiji era sádico, pero cariñoso, organizado, amable y seductor. No pudo evitar fijarse en ambos y, mucho menos, caer ante sus encantos.
Al rubio le importaba poco que ella tuviera encuentros amorosos con su hermano mientras ella estuviera también con él; más bien, le daba pereza discutir por ello, solo quería besarla, hacerle el amor y hacerla reír hasta no poder más; la amaba ante todo.
Al de gafas, en cambio, le molestaba que la chica que había cautivado su corazón estuviese acostándose también con el bueno para nada de su hermano, tal y como él lo llamaba. Era posesivo, la quería solo para él y mucho menos quería compartirla con alguien tan despreciable como Shu. Sin embargo, se había enamorado de una chica dura de roer y ni por muchos castigos o amenazas que le hiciese, ella le contestaba siempre de la misma manera, con una sonrisa burlona en sus labios y diciendo:
— No soy tan débil como Yui, haré lo que me dé la gana y si eso implica amaros a los dos, así va a ser. Lo tomas o lo dejas.
A Reiji le provocaba dolor de cabeza el simple hecho de que esa chica fuese tan problemática, pero tampoco se iba a rendir y entregársela a su hermano. Él quería estar con ella a pesar de que tuviese que compartirla...
— ¿Después de muchos meses con esta relación mi hermano sigue negándose? — preguntó Shu con su tono suave y vago mientras sus dedos se dedicaban a delinear sus labios, de los cuales se escapó un suave suspiro.
— Sabes que él no te soporta, Shu... — comentó con una pesadez en su cabeza. Aquel tema la agobiaba, aunque no lo pareciese.
— Y yo a él, pero no por eso te voy a obligar a hacer algo que no quieres — susurró sobre sus labios mientras bajaba sus manos por sus brazos —. Estoy feliz con tenerte tal y como te tengo en este momento — sonrió de lado, bajando su mirada hacia sus pechos desnudos.
