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— Ayato... Estate quiet- Ah~ — se vio interrumpida debido al gemido que se le había escapado de los labios.
El pelirrojo estaba chupando su sangre de una manera tan delicada y placentera que era inevitable no hacer esos sonidos extraños, a pesar de estar en la biblioteca, en una sección donde casi nadie iba.
— Estamos solos y tengo mucha sed — lamió lentamente la sangre de su cuello, provocándole un escalofrío.
— Alguien puede venir y vernos.
— Pues que vean cómo hago gemir de placer a mí novia — el chico volvió a morderla, pero esta vez en uno de sus pechos.
Él había desabrochado un poco su camisa para tener mejor contacto con la zona de sus pechos que no estaban siendo tapados por el sujetador, por lo que podía aprovechar para beber de ahí y así poder provocar a su chica con sensaciones de placer.
(Nombre) apretó el cabello rojizo del chico y cerró los ojos, apretando con fuerza los labios para que no se le escapara ningún gemido.
— Me encanta que digas mi nombre mientras gozas de placer — susurró sobre su oreja, con una sonrisa juguetona, mostrando sus dientes, sobre todo sus colmillos cubiertos de sangre. — Así que no intentes callar tu voz — la apretó aún más contra la pared, juntando sus cuerpos de tal manera que podían sentirse mejor el uno al otro.
— Nos pueden oír...
A pesar de todo, ella tenía la mente y la vista nublada del placer. Quería sentir sus besos y caricias, pero sabía que era peligroso en ese lugar.
No obstante, Ayato no hizo caso. Cogió a su novia de la cintura y la besó, de manera tosca, pero sensual, juntando el líquido rojizo de sus labios con los fluidos bucales de ellos dos, logrando obtener un mejor sabor para él, y un sabor metálico para ella.
Se dejaron llevar por el beso, sintiendo la excitación aumentando en su cuerpo. Pero, cuando estaban por llegar a una fase de caricias más íntimas, se vieron obligados a detenerse nada más escuchar una voz bastante conocida.
— Vaya, ya decía yo que olía mucho a sangre, pero me avergüenza ver que estéis haciendo algo así en un lugar público — Reiji se ajustó sus gafas mientras miraba a la pareja con un gesto de desagrado en su rostro.
