El café instantáneo de la cafetería no me había parecido una opción para tomar por las mañanas, desconozco el momento en que comencé a comprarlo, pero si recuerdo la razón no será fácil olvidarla, pues me parece casi imposible deshacerme de ti.
Después de aceptar ser cómplice de aquello que los demás desconocen de ti, ese café con nada resaltable me parecía ser el indicado para guardar mis recuerdos, esas madrugadas casi heladas con el aroma de ese café instantáneo en el aire, impregnado en tu ropa, imagino que también en tus labios, calentando tus manos y bajando por tu garganta, con una discreta sonrisa que a veces dudaba si la exagerabas para lograr que los demás a tu alrededor también sonrieran o era asi de linda cuando te olvidabas de tus inseguridades.
Me perdía durante el día imaginando escenarios en donde me acercaba tanto a tu rostro que aún podría percibirlo, que me permitirias sobrepasar la confidencialidad de un cariño que cada vez me era más difícil ocultar, aquel que comenzó a mediados del otoño, me daba calor en el invierno ese que me aventure a compartir contigo, aquella vez que te sentaste tan cerca de mi y vigile tu sueño, compartiendo mi calor mientras dormitabas, habíamos estado así por un largo rato pero decidiste ir por un café para cada uno y desentenderte de ese sueño y quizá también ese momento.
Pareció florecer junto con la primavera, ¿sabes? ocurrió algo muy curioso con la llegada del verano, me parece que fue ahí cuando aumentó tanto que podía sentirlo a flor de piel, donde comencé a sobrepasar el límite de tu espacio, donde me atreví al fin a demostrarlo con ligeras caricias y atenciones pero no me eran suficientes, quería estrechar tu cuerpo en un abrazo, comprobar si era tan frágil como parecía serlo. En verano el aire ya no tenía ese aroma de café instantáneo, si no al piso de concreto y tierra caliente, a veces había brisas con un aroma rancio.
En esas veces que nos sentamos a la sombra, con una paleta de hielo o una coca-cola fría para ambos, donde pasamos un par de minutos conversando de cosas que parecían relevantes para aquellos tiempos, cuando compartias aquellas cosas que te emocionaron y podía sentir la calidez de tu piel y la textura de tu cabello me olvidaba de todos, aunque nuestros días de verano juntos parecían repetitivos no necesitaba de nada más que escuchar tu voz, mirar tus expresiones y el cómo reaccionabas a las mías me hacía creer que todo estaría bien y no necesitaba de nada más.
Pero tarde entendí que el siguiente otoño tendría que tomar ese café instantáneo para mantener vivos nuestros recuerdos, ese que en los primeros tragos es insípido y dulce a medida que se termina, ese café fue igual que nuestro rápido amor que creció en un año. Hasta aquel momento en que la coca-cola bajo la sombra en verano me traería nostalgia comprendí que no debía acallar lo que sentía por ti.
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Relatos de un aficionado
DiversosCompilacion de relatos que escribo cuando me creo escritor o quiero distraerme de alguna forma "recreativa" estos relatos por lo general cortos no tienen relacion aunque paresca que si. Algunos incluyen ilustraciones