Matemáticas de la carne

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Esa noche habían quedado para verse en la casa de Tony. No muy tarde pero tampoco muy temprano había sido la hora indicada y es que ellos querían tener una noche romántica. Steve se había puesto guapo para la ocasión y Tony hasta se depiló las piernas. Ya llevaban varios días sin verse y las ganas de tenerse los carcomian desde el interior.

A la hora indicada Steve le mandó un mensaje a su castaño «Voy en camino». A lo que Tony le respondió «Te espero aquí».

Ambos estaban muy emocionados, ansiosos, eufóricos. Steve subió las escaleras del departamento de Tony de prisa y se paró frente a la puerta para respirar. Un par de inhaladas y entonces tocó.

Tony se alteró un poco al escuchar el tock tock tock de su puerta y arreglándose un poco el vestido rojo, alborotandose los cabellos y abrochandose los tacones, al fin logró llegar a su puerta.

La abrió con suavidad y entonces lo vio ahí. Imponente y majestuoso. El rubio de sus sueños. Llevaba un suéter azul oscuro que le marcaba todos los músculos y unos pantalones de mezclilla que le ajustaban justo donde tenían que ajustarle.

Tony sonrió coqueto y Steve se derritió. Ahí estaba el castaño de sus sueños. Frente a él con un bellísimo y corto vestido de seda rojo, que hacía juego con aquellos altos tacones abiertos de brillante dorado, al igual que su gargantilla y las pulseras que le decoraban.

Sólo bastó una mirada para que ambos se lanzaran a los brazos contrarios y se besaran apasionadamente.

"Fuimos a hacer el amor y parece que volvimos de la guerra. Me sentí astronauta cuando me abriste la puerta, perdido en tus lunares, diciendo adiós a la tierra."

Entraron en el departamento de Tony con rapidez, abrazándose todo el cuerpo y arrebatándose los suspiros, terminaron sobre el felpudo de la sala. Steve comenzó a recorrer su cuerpo con suaves besitos.

"Borrando en el felpudo el camino de migas, para que nadie siga el rumbo que entre ven tus piernas."

Desde el tobillo de Tony siguió besando sus piernas, dejando pequeños puntos rojizos, hasta llegar por debajo de su vestido.

—Si ves un poco más, encontrarás el encaje que tanto te gusta.

Steve sonrió y con dos de sus dedos comenzó a caminar por el cuerpo de Tony, subiendo de a poco los bajos del vestido.

"Cuando caminas punto a punto formando una línea, una recta entre mis curvas y tus indirectas con puntería."

Pronto terminarían entre las sábanas del colchón de Tony.

"Volaron los minutos teniendote cerca, ocultos y jugando mudos juntos ese truco prenda."

Tony a horcajadas sobre el regazo de Steve, mientras la luz de la luna los alumbraba desde el gran ventanal que decoraba en el centro de aquella habitación. Steve recorría el cuerpo de Tony con sus dedos y cada fino bellito que Tony tenía se erizaba por la sensación más electrizante del contacto de sus dedos.

"Con el lenguaje de las manos, leyendo en braille cada surco de tu piel pero también tus labios."

Es que su relación siempre había sido muy apasionada, desde el momento en que sus ojos, aquel avellana brillante y el azul del mar, se cruzaron por primera vez. Se volvieron en los amantes que vivían su amor con intensidad todo los días.

One Shot's {Stony}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora