Nicolette caminaba apresurada por el pasillo buscando su próxima clase lo más rápido posible, chocando repetidas veces con algunos alumnos y murmurando varios “lo siento”, un grupo de chicos la quería hacer caer, pero la pelinegra esquivó con agilidad la trampa, trataba de pegarse lo más que podía a la pared para que nadie la notara, y rogaba que ni Elliot ni Vanessa tuvieran clases de biología con ella.
La chica seguía asustada por el hecho de que ellos sabían su verdadera identidad y había salido prácticamente del salón. Y luego se dispuso a buscar el laboratorio lo más rápido posible; Nicolette miraba las puertas, buscando la correcta cuando chocó de frente con otra chica que caminaba en dirección contraria.
-Uy, disculpa – le dijo la chica.
Tenía el cabello marrón, enrulado, sus ojos color avellana brillaban con diversión, y su simpática sonrisa evitó que Nicolette le reclamara por haberla hecho caer.
-Iba a esquivarte y tropecé – dijo ella riendo – estabas un poco distraída, deberías tener más cuidado.
La chica iba vestida con una simple blusa franela azul, y jeans del mismo color, y converse grises, con las trenzas desatadas.
-¡Por Dios, Krystal! ¿Estás bien?
Una chica llegó corriendo para ayudar a su amiga, la chica tenía el cabello liso, amarillo oscuro, ojos café y una fina nariz perfilada. Iba vestida con jeans al igual que Krystal, una blusa rosa con estampados de leopardo y unas sandalias.
-Tranquila Val… sabes que siempre pasa – respondió Krystal poniéndose de pie, y luego miró a Nicolette, quien también se había levantado del suelo – ¿Tú estás bien?
Ella asintió sin decir nada mientras se acomodaba las gafas, cuando llegó otra chica, riendo a carcajadas.
-Ay Krystal, debo tener siempre lista la cámara de mi teléfono cuando te veo por ahí.
La recién llegada tenía el cabello negro e igual de enrulado y más voluminoso que Krystal, sus ojos eran marrón oscuro y su tez era morena. Estaba usando unos jeans estampados y una franela sin mangas con una chaqueta de jean encima.
-¡Mala! – exclamó Krystal.
-Qué mala costumbre la tuya de tropezar con la gente – respondió la otra aun riendo – y del montón de gente en la escuela, justo te llevas a la chica nueva por el medio…
-Me llamo June – dijo Nicolette metiendo las manos en los bolsillos.
Si había algo que la chica definitivamente no soportaba era que la llamaran “la chica nueva”, le parecía un sobrenombre tan absurdo y ridículo, era como si la etiquetaran, se sentía como un libro siendo juzgado por su portada, o como una prenda de ropa siendo elegida o rechazada por ser de marca o no.
-Soy Rachel – dijo la morena sonriendo y extendiendo su mano.
-Krystal – dijo está sonriendo y saludando con la mano, entusiasmada – ¡Hola!
-Me llamo Valerie – añadió la de la blusa rosa, también sonriendo.
Nicolette observó sus lazos; de un rosa intenso, al igual que el de Vanessa y Elliot. Vio también espectros azul claro que las conectaban con distintos chicos, los chicos que les gustaban. Y vio en cada una un aura distinto, el de Krystal era de color naranja, una persona atenta, que le encanta ayudar y cariñosa con todo el mundo; el de Valerie era dorado, el aura de una persona que lucha por lo que quiere no importa qué; y el de Rachel era de color azul, una persona que transmite optimismo y puede parecer algo “loca” a veces.
Nicolette sentía que podía confiar en estas chicas, quizá.
-¿Qué clase tienes ahora? – preguntó Valerie – pareces un pez fuera del agua, tal vez podamos ayudarte.
-Umm… tengo que ir al laboratorio de biología.
-¡Perfecto! – exclamó la chica – yo también, vamos juntas.
Valerie tomó el brazo de Nicolette y se despidió de sus amigas, para luego arrastrar a la chica por los pasillos hasta el dichoso salón; la princesa nunca hubiera sido capaz de conseguirlo por sí sola, estaba tan escondido como Narnia.
Las chicas se llevaron de maravilla al instante, llegaron al laboratorio riendo a carcajadas.
La princesa no se sorprendió para nada al ver a Elliot sentado al fondo del salón; el chico sonrió y la saludó con la mano, ella simplemente lo ignoró y tomó asiento junto a Valerie.
El profesor entró al salón cuando sonó el timbre, y comenzó a organizar a los alumnos por parejas antes de siquiera presentarse.
Nicolette tenía la peor de las suertes, su pareja era Elliot.
-¿Por qué? – gruñó la chica tomando su cabeza con sus manos.
-Pura casualidad… - respondió él encogiéndose de hombros.
-No te creo.
-No lo hagas… - dijo Elliot poniendo sus manos detrás de su cabeza – pero no le pagué al profesor si es eso lo que insinúas.
-¡Elliot Feather! – lo regañó el profesor - estamos en un salón de clase, si quiere comodidad se hubiera quedado en casa.
-¡Perdón!
El profesor volteó los ojos y escribió su nombre en el pizarrón.
Prof. Feather
Nicolette abrió los ojos como platos y miró a Elliot de reojo, y él sonrió y le guiñó un ojo a la chica.
Ella estuvo a punto de hacer un comentario cuando algo captó su atención; había un chico parado en su casillero en todo el frente de la puerta abierta, el casillero estaba lleno de cómics y calcomanías de Batman; pero lo que había llamado la atención de Nicolette fue que veía un aura gris alrededor del desconocido, casi negro y lo que la dejó impactada fue la visión de algo que jamás había visto sobre nadie más, una palabra flotando sobre la cabeza del chico.
“Peligro”
La chica parpadeó, pero ya no había nada alrededor del muchacho.
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Alza la Barbilla
Teen FictionImagina que tuvieras la habilidad de ver el aura de las personas, saber cómo son con tan sólo ver el color que las rodea, sentir las energías de una habitación, ver las relaciones de las personas, si son amigos, enemigos, si se aman, si se odian... ...