Grandchester, la rebelde Lady. (Candy Candy fem Terry)

La abuela Martha

Terry decidió no cenar ni almorzar en el colegio por ese día. La nueva rica Leagan no dejaba de hostigar a nadie en el colegio, al menos antes se quitaba de encima a sus compañeras con una simple amenaza, pero esa chica era insistente, no solo la atacaba a ella sino también a más alumnas, entre ellas, Candy la chica que no conocía pero deseaba conocer, O'brien la única en ese colegio que le agradaba y algunas otras chicas que si le molestaban pero no por eso le daba la razón a Leagan.

Solo se apareció en clase de esgrima la mañana del domingo, que duraba desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde ya que era, práctica, teoría e historia.

No era la única chica en esgrima pero si era la única que iba a practicar enserio porque las otras tres solo iban a ver a los chicos. Esa mañana fue por demás molesta. Los chicos americanos habían causado revuelo y dos nuevas alumnas se inscribieron a la clase solo para conocer al tal Cornewall del qué tanto se hablaba.

Las clases de taller extracurricular eran la única clase donde chicos y chicas estudiaban juntos, algo que hasta ese entonces no le molestó.

Pero cuando el tal Archie vino con una sonrisa y un guiño coqueto supo que su relación con Leagan no era solo de nombre o país.

El profesor había tomado a su mejor alumno en esgrima para probar las habilidades del nuevo chico, y para la mala suerte de ambos este puesto lo tenía Terry.

Realmente no sabía que era lo que le molestó de ese chico, tal vez fue la sonrisa coqueta que le dió, la forma tan empalagosa en la que se presentó con un:

- Archibald Cornewall, Lady Grandchester - para después besarle la mano como si quisiera imitar a esos molestos nobles que la tenían harta.

O tal vez que le dijera:

- No te ofendas, soy el mejor en esgrima y siempre educado con las damas -

O tal vez era que les diera guiños coquetos a las señoritas y se presentará con gran efusividad.

Si no era eso, era que le había preguntado por su prima Candy muy quitado de la pena con algo tan familiar como:

- me gustaría que saludaras a Candy, es una niña muy linda de hermosos ojos y coletas rubias. Dile que su primo Archie es un gran rival para ti -

El punto es que se había ido con una furia y destreza sorprendente sobre el chico, quien respondió a cada ataque con igual reflejo y elegancia que ella.

Al final ninguno ganó y el profesor felicito a ambos por "tener tan increíble talento"

- Te volveré a ver, Lady - dijo con esa sonrisa estúpida

- Escucha americano, no me gusta competir con tipos insolentes -

Luego de eso se fue de la escuela por la barda trasera donde se hallaba una vieja reja oxidada fácil de abrir.

No había vuelto en todo el día en el que fue a un teatro a ver Hamlet, porque si, como buena admiradora conocía a cada productor y actor que estuviera en funciones esa semana, siempre salía a platicar con gente de todos lados solo para matar el tiempo. Aquel día decidió saludar al director de la obra quien entusiasmado por la efusividad de la chica le propuso un puesto en su teatro, de no ser porque en Inglaterra el Duque se enteraba de todo abría aceptado desde la primera vez que le propusieron eso.

El director le regaló una tarjeta con su firma y la despidió cortésmente. Terry tenía una facilidad increíble para ser amiga de cualquier persona pese a ser totalmente antipática.

- Tal vez algún día director... - había dicho cuando se despidió

- Tal vez... Toma esto si te interesa el teatro, si no llega ese día al menos conservando esto como algo preciado para ti - ella asintió con una sonrisa preciosa que nunca se iba a dar en las paredes cerradas del colegio.