Voces.

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Capitulo 2.

Andy

Gwen se encontraba calmando a Bill.
A éste le había dado un ataque de pánico, se negaba a perdernos también.
Bill siempre ha sido el más inseguro de los dos, siempre pensando lo peor a último minuto.

Habíamos ido por snacks antes de que la hora loca se aproximara. Al regresar, Bill tiró la bolsa al sofá y se sentó en un banquillo junto a la mesa sin decir ninguna palabra. Gwen y yo nos miramos, ella asintió y yo apreté los ojos en un rápido movimiento. Se acercó a Bill y yo fui por un vaso con alcohol.

Hablaron.
Él le planteó sus inseguridades, ella lo escuchó y al terminar lo aconsejo.

-Sólo respira amor, vamos a estar bien, nos cuidaremos las espaldas. Todos los años es así -escuché decirle Gwen a Bill-. Vengaremos a nuestro pequeño.

Cuando todo estuvo arreglado yo llevé el vaso con alcohol que Bill bebió sin pensarlo dos veces.
Seguido de eso, se puso de pie, se acercó a mí, me agarró de la nuca y me besó. Se dio la vuelta y besó también a Gwen.

-No lo voy a dejar de decir, siempre que los veo besarse me pongo cachonda -confesó Gwen seguido de una risa.

Me acerqué a Bill y esta vez fui yo quien lo besó.

Al inicio no estaba seguro sobre ésta relación, pensaba que era asqueroso el compartir a una mujer con lo posesivo que soy, pero ella comenzó a juntarnos a Bill y a mi cada vez más.
Teníamos cosas en común y nos estábamos llevando bien; Esa chica si que cambió nuestra vida y lo mejor es que llegó en el momento adecuado.

-Andy, cariño, ¿compraste lo que te pedí? -me preguntó Gwen mirando entre las cosas que llevaríamos.

Asentí y le di la pequeña mochila.
-Ya lo he guardado yo -miré sus ojos.

Me dio un beso rápido y revisó el contenido como un tierno mapache.
-Muy bien, ya tenemos todo completo.

Miramos el reloj y luego nos miramos los tres. Se sentía el miedo en el ambiente. Yo me mantenía neutro, alguien debía ser el fuerte en todo esto.
No suelo llorar, no suelo desesperarme, no suelo ser cariñoso, no suelo perder la compostura.








Tres horas para la Purga.

Gwen estaba impaciente.
Bill miraba el cigarrillo entre sus dedos su cuerpo seguía temblando y en las manos era más notorio.

Se me ocurrió una idea.
-¿Nos cambiamos? -pregunté con una sonrisa.

-Ya -hablaron al mismo tiempo.
Vi en sus ojos que necesitaban una distracción.

Todos los años vestimos de negro y usamos mascaras. Gwen siempre dice que alguna persona puede sobrevivir ante un ataque y querer su venganza, es mejor permanecer en el anónimato.

Cuándo terminaron de vestirse Bill salió primero y miró atrás, haciéndome un gesto con la cabeza para que mirara a Gwen.
Salió y mi boca se quedó abierta, se veía preciosa y segura de ella misma.

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Una hora para la Purga.

-Muy bien chicos, lleven navajas, pistolas y munición extra -abroché mi cinturón con pistolas.

-¿Dónde llevarás a Ivar? -Bill la observó con el bate en la mano.

-Le he añadido navajas, así que lo llevaré en la mano -sonrió de lado sin mostrar sus dientes. Era su tesoro más preciado.

-¿Llevarás el machete? -me preguntó Bill.
Él se preocupaba todas las veces de que lleváramos todo.

Asentí. Me saqué el cigarro de los dedos, lo tiré al piso y lo pisé con la bota.
El momento se acerca.
-¿Tu llevarás el hacha? -lo miré atento.

Asintió y acomodó su hacha en el cinturón.

-Si, así no corremos el riesgo de que se encasca una de las pistolas -me guiñó el ojo izquierdo, siempre poniéndose en todas las situaciones. Él y sus soluciones rápidas.

-Ésta noche es la definitiva, nuestro pequeño tendrá su venganza y nosotros al fin habremos cumplido con nuestra palabra -murmuró Gwen y giró a mirarnos.

-Por Henry.
Suspiré y los miré.

-Por Henry

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-Por Henry.

Ya estamos listos, solo estamos esperando a que sonara la sirena indicando el comienzo de la depuración. Inhalé y exhalé dando saltos en el mismo lugar, Bill estiraba el cuello y Gwen estiraba los dedos de sus manos.

-Necesitamos un código por si alguien sale herido -dijo sin mirarnos.

-Nadie saldrá herido -Bill la atrajo hacia su cuerpo.

-Batman -sugerí.

Ambos rieron y asintieron.
-Me parece genial -hablaron al mismo tiempo.

Las sirenas se escucharon junto con el mismo mensaje de siempre por el altavoz. Nos abrazamos.
Este es el momento.
Nos separamos, nos colocamos los chalecos antibalas y las máscaras.

-Los amo chicos -Gwen nos tomó de las manos. Siempre tan sentimental.

-Y yo los amo a ustedes -hablamos al mismo tiempo Bill y yo.

La cuenta regresiva iniciaba.
¡MENUDA MIERDA!

The Purge ⚠Bill Skarsgård, Andy Biersack & Gwen⚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora