Epílogo

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Boun admiraba la piel bronceada de su chico bajo el sol brillante del verano. Dos años habían pasado como una hoja de papel en un incendio. Prem acabó sus estudios y decidieron mudarse al campo ¿Quién diría que sería la vida ideal para un chico de ciudad? Conoció la amabilidad de las personas a su alrededor, aprendió todo lo que debía saber del negocio de naranjas y sobre todo el amor incondicional de las personas a las que llamaba su familia. Los brazos se habían marcado y sus piernas se tonificaron, haciendo con ello que Boun no pudiera despegarse de su atractivo novio en ningún momento, era muy popular entre los residentes.

-¿Cómo ha ido el día de trabajo?- preguntó la madre de la casa sirviendo comida caliente en tazones.
-Te lo digo... Prem será un buen dueño de la empresa.
-¿Dueño?- el pelirrojo los observó confundido.
-¿No le dijiste?
Boun introdujo una gran cuchara repleta de comida en su boca para evitar las preguntas.
-Madre y yo decidimos dejarle la empresa a ustedes dos.- el padre sonrió ampliamente.- sus hermanos están de acuerdo con ello siempre y cuando velen por los tres menores.
-¿Confían en mí?- Prem estaba realmente sorprendido.
-Confiamos más en ti que en nuestro hijo.
Todos los integrantes de la mesa rieron a excepción del chico mencionado.

Los días pasaban entre risas y llantos, habían descubierto que a pesar de ser chicos saliendo todos en su alrededor parecían aceptarlo luego de un tiempo. La cena terminó y la joven pareja se despidió de la feliz familia Noppanut. Caminaron entre la oscuridad de la noche bajo el cielo estrellado, tomados de las manos y hablando de temas relacionados con el trabajo. El aire puro del lugar era lo que más le gustaba a Prem, la ciudad era asfixiante luego de conocer la libertad que podría sentir en ese pueblo junto al mar. Llegaron a una pequeña propiedad que habían adquirido un año antes, la cual ahora era su hogar. La decoración era rustica haciéndola sentir como una clásica casa tailandesa. Se dejaron caer cansados en el sofá frente una chimenea actualmente apagada.

-Estoy muerto.- se quejó Prem.
-Te dije que no hicieras horas extra.- se limitó a decir a tiempo que masajeaba los hombros del chico frente a él.
-Lo sé.
-No hagas pucheros.- advirtió Boun.- Sabes que me dan ganas de besarte.
-¿Qué te lo impide?

Boun sonrió ampliamente y unió sus labios con los de su novio. Se habían besado por tanto tiempo y aun cada toque los hacia estremecerse. Entrelazaron sus manos aun con los labios unidos, con sus anillos de promesa que aun brillaban encantadoramente en sus dedos. En esos años de relación había ocurrido de todo; discutieron, estuvieron separados un mes, peleados unas semanas y molestos por varios días. Pero esos anillos jamás dejaron de estar en su lugar designado ese día donde prometieron estar juntos, provocando una marca en la piel que les recordaba que estarían unidos a pesar de todo. Recordándoles que jamás iban a amar a otra persona como la dueña del anillo contrario.

-¿Vamos a la cama?- preguntó de manera sugerente Boun separando un poco sus labios por la falta de aire.
-Llévame hasta ella.- Prem mordió levemente el labio inferior del chico sobre él.
-Sabes cómo volverme loco.
-He tenido tiempo para practicar.- un nuevo beso comenzó antes de cumplir la petición de su novio.

*****
Sus ojos se abrieron para encontrarse con el frio vacío del otro lado de la cama. Dio un largo quejido para luego salir perezosamente de sus confortables sábanas. Caminó por la silenciosa casa tambaleándose de un lado a otro por culpa del sueño que aun persistía en su cuerpo. Llegó hasta la cocina y un delicioso aroma provocó un gruñido por parte de su estómago. Se acercó hasta la persona que cocinaba y la abrazó por la cintura.

-¿Despierto tan pronto?- susurró la persona a la cual abrazaba.
-Vuelve a la cama.
-Plukem tiene su primer día en el nuevo instituto.- le recordó el castaño.- ¿Puedes despertarlo por mí?
Gruñó con molestia, luego de respirar en el cuello de su ahora esposo el aroma que tanto le gustaba hizo caso a su orden.

Golden Week- BounPrem/ OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora