Llegó el gran día de la celebración de la boda Amirt-Hale, la familia Hale, los padres de Patrikía, los Stilinski, Boyd, Erika, sobrenaturales y alguno que otro dios o semidiós estaban invitados.
Patrikía llevaba un traje blanco sencillo pero sobrio que representaba su dualidad y Peter uno gris plomo acordé a su personalidad más llamativa.
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Decidieron hacer la ceremonia en el bosque cerca de la casa Hale, para mayor privacidad, además la mayoría de los invitados eran seres sobrenaturales después de todo.
Los arcos decorados por flores enmarcaban el pasillo, fue un hermosa ceremonia. Hubo lágrimas incluidas por parte de algunos de los presentes, lluvia de pétalos cortesía de Eros, los novios caminaron juntos por el pasillo hasta llegar al altar donde nada más y nada menos que Frigga diosa del hogar, matrimonio y vida conyugal, los declaró enlazados para siempre dándoles sus bendiciones con la luna llena asomándose por el cielo mientras caía la tarde.
“Dos almas que se han encontrado para caminar juntas hasta la eternidad” entonó Frigga “Enlazadas en cuerpo, mente y alma” decía mientras ataba con tres cordeles que Marín, la emisaria de la manada quién la asistía, le entrego, rojo por el amor y la pasión de la pareja, dorado como símbolo del lazo que les unía como compañeros de vida y almas gemelas, verde para la fertilidad y abundancia “Lo que ha sido atado no podrá por nadie ser desatado” ato los cordones los cuales se funcionaron en una sola cuerda y tomaron la forma del nudo perenne, la misma parpadeo hasta que desapareció en una lluvia de chispas y en las muñecas de la pareja quedó tatuado el nudo perenne “Hecho está, os podéis besar”.
Patrikía y Peter se acercaron al mismo tiempo como si ejecutarán una danza practicada de lo sincronizados que parecían, se entrelazaron en un abrazo y compartieron un cálido beso.
“Ahora eres mío en todas las formas Lýkos mou” declaró Patrikía.
