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Después de aquel extraño encuentro con Volkov, Conway y Greco,el dúo continuó juntándose con ellos durante sus últimos tres días en aquel lugar

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Después de aquel extraño encuentro con Volkov, Conway y Greco,el dúo continuó juntándose con ellos durante sus últimos tres días en aquel lugar. Nunca mencionaron su partida y Gustabo nunca aceptó el intercambiar números,además de que podía notar el cierto interés que tenia Volkov en Horacio y su amigo por el ruso.
Se le calentaba la sangre siempre que los veía juntos riendo o abrazarse.

En ese mismo momento,Horacio estaba junto a Gustabo en la central de autobuses,con todas sus ropas negras y gorras sobre sus cabezas para ocultar aquellos coloridos cabellos. Ambos tenían dos bolsos grandes con toda su ropa y en una valija que tenían en común habían guardado los zapatos y zapatillas de ambos.

Horacio estaba que se dormía en su asiento,mientras que Gustabo lo abrazaba y esperaba pacientemente el autobús que les llevaría a su nueva ciudad y prácticamente a su nueva vida.

Horacio al final se durmió y Gustabo quedó con la cabeza de el otro chico sobre sus piernas,mientras custodiaba todo el equipaje.

Cuando vió el autobús correspondiente llegar,despertó a su amigo y cada uno agarró sus bolsos,a la vez que Horacio se encargó de llevar la valija.
El rubio le entregó su pasaje a su amigo y se pusieron en la fila para subirse al autobús.

Estuvieron cuarenta minutos esperando a que todos estén listos y el autobús en condiciones,pero al final pudieron salir sin preocupaciones.

Ambos chicos se durmieron,Horacio apoyaba su cabeza sobre la de Gustabo,quién también abrazaba el brazo contrario, solo para sentir su presencia,ya que casi le vendían un pasaje con un asiento alejado de él y tuvo que pelear bastante,pero consiguió sentarse junto a su mejor amigo.

Gustabo despertó y miró por la ventana,encontrando un camino desierto,en el que solo había pasto,tal vez animales de campo y una casa muy a lo lejos,pero nada más interesante. Se acomodó mejor y se durmió otra vez. Pero como si dos segundos hubieran pasado,todos ya se empezaban a mover para bajarse y agarrar su respectivo equipaje.

G:Horacio, despierta

El pelirrojo falso abrió los ojos y empezó a mirar a todos lados,para luego levantarse y estirarse en su lugar. Su amigo imitó su acción y ambos chicos empezaron a bajar,para luego agarrar su equipaje y pedir un taxi para que los llevase al piso patera en donde tenían pensado quedarse un tiempo.

Después de hablar por largo rato con el dueño que aquel espacio, Gustabo con su pico de oro logró cautivar al sujeto y este les dió las llaves de el piso,además de varias instituciones para cuidar el mismo. Ya que él problema principal era que uno era menor de edad y el otro apenas tenía 18 años y unos días en la edad.

Los muchachos entraron y las paredes eran de un desagradable verde,había muchos cuadros de diferentes estilos y una biblioteca llena,al menos no estarían tan aburridos.
La sala de estar contaba con un gran sillón de un verde más oscuro que las paredes,tenía una mesa ratona de vidrio y bajo la misma había más revistas.
En la cocina no había mucho,una mesa redonda con cuatro sillas,además de que era pequeña y no había ventanas cercanas.
El baño tenía algunos azulejos rotos,el espejo estaba sucio y apenas de podías ver en el,la bañera no te daban ganas de sumergirte en ella.
Las habitaciones de ambos se podrían decir que eran lo más aceptable de toda la casa,la calidad de los colchones no eran lo mejor,pero se podía dormir varias horas seguidas en aquello,había un pequeño televisor en cada habitación y más libros,había una ventana mediana al lado de la cama y pesadas y oscuras cortinas tapaban la visión por las mismas.

Hazme caso a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora