Ensoñación

189 69 37
                                    

Salgo del bar lo más rápido posible, aprovechando una distracción de mis acompañantes. Permanecía otro minuto más y no solo iba a perder mi dignidad, sino, los únicos diez pesos que me quedaron de la tarde de borrachera y apuestas.

Había salido de la casa a la una de la tarde para comprar unas cosas en la tienda de la esquina, cuando por cosas del destino mis dos amigos alcohólicos me estaban esperando. Al principio me rehusé a acompañarlos, pero la verdad necesitaba un descanso, así que los seguí a donde me quisieran llevar.

Camino lentamente hacía la entrada de la casa, observando un punto fijo e intentando aguantar un poco para que no se note lo mareado que estoy. Empujo la puerta con suavidad y esta se abre por completo, llevando consigo un ruido tenebroso. La oscuridad me arrastra al interior y allí, busco el interruptor para encender la luz.

Después de chocar en mi desafío con un objeto inerte y resbalarme con algo pegajoso, logro conseguir el botón. Espero unos segundos, mientras me adapto a la claridad y al instante, veo la escena del crimen frente a mis ojos.

Mi esposa está tirada en el primer escalón, boca abajo, con los brazos y las piernas rotos hacia los lados, y su cabello rubio dividido en forma de sol, resplandece gracias a los rayos de luz que impactan directo en su cuerpo. Aparto la mirada de inmediato y retrocedo hasta chocar con una silla de madera, que al rodearla, me muestra a mi pequeña Ana de tan sólo 9 años, con la mirada perdida, los hombros caídos y ese inocente vestido rojo que camufla sus heridas de manera perfecta. Aún así, sigue siendo mi ángel.

Susurro su nombre intentando levantarla, pero me respondo a mi mismo recordando que está muerta. Termino de admirarla con detenimiento, sin lograr procesar del todo lo que está sucediendo y abatido, corro al patio en donde consigo a la niñera tirada en la montaña de arena, que ella misma acababa de recoger. En definitiva no estaba en mis planes asesinarla, pero no podía dejar un testigo, o ¿sí?

• • •

—¿Amor?¡Amor! —La voz de Janeth me saca de mi ensoñación.

—Perdona mi vida —respondo distraído, mientras ingreso a mi hogar, aguardando el momento perfecto.

• • •

Por: LVVB_03

Relatos Cortos de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora