Cuando papancho lo envió a Oaxaca a revisar una de sus propiedades, Temo no se imaginaba que todo daría un vuelco. Su vida se convertiría en una de esas comedias románticas con toques de peli porno, que odiaba admitir que adoraba. Pero el destino se iba a meter con él, porque de todo lo que podía pasar, pasó lo improbable.
Sentirse atraído por un sujeto que parecía de un catálogo de ropa barata, con un cabello que parecía sopa instantánea, una cara de idiota que lo hacía parecer un meme, sin mencionar su dudosa higiene. Pero era seductor, atractivo de forma salvaje, con músculos que le quitaban el aliento, y más importante, veía a Temo por lo que era.
Cuauhtemoc López, uno de los jóvenes más ricos de México, heredero de un grupo empresarial dedicado a la moda y la belleza. Dramático, sarcástico, inseguro, mal hablado, listo, sexy, amable y fiel, eran algunas de sus cualidades.
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Ari sabía que no encajaba mucho en "los Córcega" como eran conocidos, dedicados a la construcción y mantenimiento de inmuebles, una manera elegante para decir albañiles, pero a él no le avergonzaba su origen humilde, aunque tampoco era algo que él quisiera perpetuar.
Siempre había soñado con hacer algo más de su vida, era consciente de su belleza, él podía parecer tonto y no es que fuera un genio, pero notaba como lo veían, tal vez no tuviera mucho dinero, pero trataba de vestirse bien y mantener un estilo relajado y desaliñado. Se mantenía en forma. Pero lo que más lo llenaba de orgullo de su marcado cuerpo, no eran precisamente sus brazos, si no su enorme entrepierna.
Aristóteles Córcega, conocido por ser el joven que más aspiraciones tenía de su familia, quería salir y conocer el mundo. Dar a conocer su belleza y carisma. Modelar, ser la imagen de las más importantes marcas, y no quedarse en Oaxaca solo batiendo cemento y construyendo los sueños de los demás.
Pero el destino le depara el amor del ser más hermoso que hubiese visto.
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