Cuando en un internado estrictamente religioso de chicas entran todos los chicos del internado masculino, las cosas pueden torcerse. Sobre todo si dos de ellos están dispuestos a cometer cualquier pecado. Cuando la tentación de pecar se vuelve inevitable y la represión empieza a desencadenar comportamientos impuros, los castigos y la muerte serán la última opción.