Héctor Almonte es la pura definición de sensualidad, encanto y diversión; la larga lista de chicas a las que rompió el corazón son la prueba tangible. Diana Castillo es la definición de timidez, torpeza y sarcasmo; la larga lista de libros que se leyó son prueba de ello. Ahora, ¿Cómo es que estas dos historias convergen en una misma? ¿Cómo dos polos opuestos encuentran un punto en común?
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