En un mundo en el que se vive en blanco y negro hasta que conoces a tu alma gemela, Bakugou no puede creer que su alma gemela sea un hombre. Ni siquiera había pensado en los chicos de esa forma ¿Y si hay almas gemelas platónicas? De todos modos Bakugou ya no está seguro de que su designación sea platónica, no cuando está acurrucado con Izuku, que suspira lenta y tranquilamente, ajeno a todos sus miedos después de la noche más satisfactoria de su vida.