Un plan. Una venganza. Yo quería destruir la pirámide. Él quería destruir a Antoni. Pero hay algo más entre ambos, algo más surge de esa complicidad destructora y asesina que busca arrasar con todo. Un amor. Uno lleno de espinas, de esas que te hacen sangrar cada vez que las tocas. Y si queremos estar juntos, ambos debemos sangrar. Debemos tocarlas, tomar decisiones difíciles para saber qué tan dispuestos estamos a sangrar por las espinas de un amor.