Sanji se encuentra enredado en un dilema que nunca imaginó enfrentar cuando Zoro se presenta en la cocina con una necesidad que va más allá del hambre física. La sorpresa del cocinero se transforma en preocupación cuando descubre que Zoro está en pleno celo, un estado que pone a prueba su fortaleza y su voluntad. Atrapado en esa situación, Sanji debe vagar entre el cuidado de su compañero y la conservación de su propia integridad.