El impacto fue brutal, pero Zoro sintió algo más que el dolor físico. Un mareo repentino lo invadió, y no podía ignorar que algo extraño estaba sucediendo. Era como si el golpe hubiera venido acompañado de una carga invisible, una energía que se filtraba en su cuerpo y le nublaba los sentidos.
El espadachín notó un leve temblor en sus piernas, una sensación desconocida para él, y su visión se distorsionó por un instante. No era solo el impacto de la patada lo que lo estaba desestabilizando; había algo más, algo que no podía identificar, pero que sin duda provenía de Sanji. Era como si el aire alrededor de ellos estuviera impregnado de una fuerza intangible, algo que lo debilitaba de una manera que nunca había experimentado antes.
Zoro sacudió la cabeza, intentando despejar el mareo, pero la sensación persistía, confundiéndolo y, a la vez, despertando una furia que comenzaba a arder en su pecho. Sanji ante esta reacción, no pudo evitar soltar una risita socarrona, seguida de otra patada esta vez apuntada a su coronilla, se dio impulso desde la pierna que mantenía en el suelo para girar de espaldas sobre su propio eje, conservando la pierna de la primera patada en su lugar. El salto le otorgó unos segundos extras al espadachín para liberar de sus respectivas fundas dos de sus espadas, amortiguando con éxito el impacto de la pantorilla de Sanji.
El ángulo fue perfecto para que Sanji usara las dos espadas cruzadas sobre la cabeza del espadachín como soporte, y diera un giro sobre su espalda, estirando los brazos y apoyando sus grandes manos al llegar al suelo, quedando acunclillado.
Finalmente Zoro contratacó, marcando dos líneas curvas en la madera del barco que dejaban en evidencia la pelea que hubo en el lugar. El contrario logró esquivar los filos con facilidad, mientras preparaba una serie de patadas que el espadachín pudo mantener a raya.
Una patada, una segunda, y una tercera, eran contrarestadas por el hierro forjado, que no se demoraba en responder de la misma forma. Su batalla era reñida, ninguno era capaz de propinar un golpe crítico al otro. Comenzaba a ser una pelea de resistencias en donde el ganador sería nombrado como el último en pie.
El hombre rubio estaba a punto de darse la vuelta con un ataque, cuando el estruendoso sonido del mango de la espada temblando sobre la madera del suelo logro desconcertarlo, girandose, pero sin intencion de atacar, encontrandose con el moreno de pie estático, con las espadas a su costado inértes en el piso, respirando entrecortado y agitado. Su cuerpo temblaba levemente, aunque era más notoria su respiración pesada.
Concluyó que finalmente había sucumbido ante la exposición de feromonas y su cuerpo estaba reaccionando muy negativamente. Lo vio desenfundar una tercera espada; la que cargaba siempre entre sus dientes, aún con la mirada gacha e intentando agacharse sin desplomarse a recoger las espadas que soltó debido a sus anteriores dedos temblorosos.
—Ey.. Te vas a cortar un brazo si no estas concentrado. —habló el cocinero con la serenindad que muy pocas veces le dirigía al moreno. Convencido de que ya había sido suficiente para el espadachín por hoy y no merecía la pena tomar un riesgo tan grande.
Comprendía que, la técnica de tres espadas de Zoro era una que requerría concentración más elevada que de costumbre, no era lo mismo luchar con dos espadas a luchar con una, era más propensa a recibir cortes. No imaginaba cómo sería con una adicional en la boca, volviendo el total en tres espadas.
No estaba dispuesto a correr el riesgo, después de todo, el espadachín estaba a punto de exceder su límite. Era fácil deducir que Zoro saldría herido si la batalla continuaba, y su mente era más precavida que rencoroso, anteponiendo el pensamientos de que la llegada a Drum traería consigo peleas involucradas, así que necesitaban estar todos lo mejor descansados posibles, y no merecía la pena desquitarse por su propio odio a su contrincante, porque a pesar de que nunca lo admitiera en voz alta, sabía que el espadachín era de gran apoyo en las batallas y no dudaría en salvar a los suyos.
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Vínculos - 𝒵ℴ𝒮𝒶𝓃
Fiksi PenggemarSanji se encuentra enredado en un dilema que nunca imaginó enfrentar cuando Zoro se presenta en la cocina con una necesidad que va más allá del hambre física. La sorpresa del cocinero se transforma en preocupación cuando descubre que Zoro está en pl...