El sonido que emitían sus tacones, revoloteaban por toda la blanca habitación; Creando un sútil eco. Yacía frente al albino, el que sería su enfermero personal. Un asiático de tez pálida con cabello azabache, deliciosas curvas y una sonrisa hermosa. Su contrario no podía evitar sentirse sexualmente atraído hacía está persona. -¿Cuál es tú nombre, preciosa? - preguntó un albino muy seguro de sus atributos, su lengua paseaba sobre sus labios, esperando una respuesta. El azabache ni siquiera era mujer. -Soy Suguru Geto.