Una noche fría y lluviosa, las lágrimas recorrían sus mejillas y las promesas se desvanecían. Louis se encontraba tumbado en su cama, la luna y las estrellas siendo los únicos testigos de su dolor. El viento soplaba fuerte, pero no tanto como para llevarse el tormento por el que el chico ojiazul de apenas 17 años estaba pasando. Esta obra es completamente mía, no se aceptan traducciones o adaptaciones.