¡Estabas sin un centavo! Era tan difícil encontrar trabajo que cuando Mei Mei te llamó para decirte que tenía un empleo para un solo día, en el que podrías ganarte con facilidad 100 dólares, aceptaste sin preguntar siquiera qué deberías
hacer.Pensándolo bien, te sentías un poco atontada/o. Sólo tenías la dirección y la hora a la que deberías presentarte, sin siquiera una idea de lo que podías esperar.
Sabías ya que Mei Mei participaba en muchos negocios -algunos de ellos relacionados con la revista sexual que publicaba-, pero creías que no abusaría de la amistad que los unía.
Incluso antes de tocar el timbre de la puerta escuchaste voces. Eso te picó la curiosidad. Al entrar, viste que no era un apartamento, sino una especie de estudio fotográfico. Había varias cámaras y fondos totalmente blancos. Se encontraban presentes cerca de media docena de hombres y mujeres, conversando, bebiendo y divirtiéndose.
-¿Eres el/la joven que envía Mei Mei? -te preguntó alguien.
-Sí -respondiste, tratando de imaginarte de qué se trataba.
Entonces se presentó en pocas palabras:-Soy el fotógrafo. Por favor, desnúdate en esa habitación.
No hiciste ningún comentario, pero te sentiste un poco decepcionada/o.Miraste otra vez en torno tuyo y viste que eras el/la única/o novata presente. Te sentiste un poco preocupada/o, pero sólo pensar en lo mucho que te servían los 100 dólares, para pagar el montón de facturas que tenías, motivó que no hicieras más preguntas que pudieran echarlo a perder todo.
Te desvestiste, sin encontrar ninguna bata que ponerte. Abriste tímidamente la puerta y trataste de deslizarte sin hacerte notar.
-Bien. Ven aquí -te dijo el fotógrafo y te apresuraste a obedecerle.
¿En qué me he metido? -te preguntaste.
-Escuche -dijiste, con calma-. No sé qué es lo que debo hacer.
Tu voz se desvaneció.
-Estás aquí para ayudarnos a probar globitos -respondió.
Cuando le miraste sin comprender, te explicó como si hablara con un niño idiota.-Condones, profilácticos, preservativos... Y tienes que lograr que los tipos tengan una buena erección y las chicas se humedezcan mientras les tomo fotografías para la revista de Mei Mei.
-No puedo -tartamudeaste-. No sé...
El fotógrafo pareció molestarse y te dijo:
-Bueno, si no puedes hacerlo vete y conseguiremos a algún ayudante más.
Pensaste otra vez en lo mucho que necesitabas el dinero y lo sopesaste en tu mente con tus escrúpulos. ¿Qué dirían tus amigos si lo llegaran a saber? Sin embargo, decidiste quedarte.
Los hombres y mujeres de izquierda a derecha comenzaron a desnudarse y, muy pronto, el fotógrafo era el único que permanecía vestido. El primer tipo un pelirrojo despeinado se te acercó y simplemente te empujo hacia abajo para hacer que te arrodillaras, diciéndote:
-Chúpamelo, dulzura, y levántalo.
Ibas a responder a su actitud despectiva, pero no pudiste decir nada porque te metió el pene en la boca. No tenías mucha experiencia en el sexo oral, pero te enfrentabas a un tipo que te había introducido su miembro. Te sostuvo la cabeza con las dos manos para poder controlar tus movimientos. Al cabo de unos instantes, estaba erecto. Luego, se alejó y se puso un condón mientras el fotógrafo preparaba la placa. No volvió a mirarte.
El siguiente se te acercó también, sus cabellos blancos, una perfecta combinación con sus ojos azules te llamó la atención, se puso frente a ti y te dio instrucciones para que se lo lamieras y mamaras. Te pidió también que le acariciaras los testículos. Tenía la misma falta de interés por ti que el primero.
Comprendiste con rapidez que no eras más que una boca: una máquina para darles erecciones en lugar de que tuvieran que hacerlo ellos mismos.
Te sentiste enojada/o y confundida/o. Preferías no estar allí, pero, puesto que estabas, te gustaría que no te confundieran con un objeto.
Decidiste darle una ligera sorpresa al tipo siguiente con unos cabellos negros desorganizados y una versátil mirada al que miraste y le sonreíste. No esperaba eso y se sorprendió.
Mantuviste tus ojos fijos en los suyos mientras le acariciabas el miembro, antes de metértelo en la boca. Le ibas a dar a ese tipo una erección que no iba a olvidar con facilidad.
Cuando comenzó a moverse automáticamente, apretaste la boca en torno a su pene, separando los dientes para no lastimarle la piel sensible. Le mordisqueaste la punta y se lo lamiste bien. Se endureció con rapidez. Comenzaste a acariciarle los testículos y sentiste que tenías su cuerpo bajo tu control. Pareció olvidarse de la razón por la que estaba allí al moverse en tu boca como si se encontrara en el
interior de un ano.Cuando comenzaste a torearlo con la punta de la lengua, sentiste que su orgasmo estaba cerca. Se movió con más rapidez y comenzó a gemir. El sonido hizo que todos los ojos se fijaran en ti.
Retiraste la boca hacia atrás y volviste a usar la lengua, permitiendo que todos te vieran lamerle el pene y los testículos con dulzura. Mientras te observaban, te sorprendiste por la sensación de confianza en ti misma/o que tenías. Estabas en el escenario y te agradaba. Decidiste darles un verdadero espectáculo. La siguiente fue una chica de cabellos verdes, con una mirada seria Comenzaste a acariciarte con la mano libre, sin olvidarte un instante de la vagina que tenías en la boca. Cada vez que estaba a punto de estallar, retirabas tu boca y la calmabas un poco.
Finalmente, comprendiste que ya no podía retenerse mucho. La mamaste con todas las ganas sin dejar de manosearle las nalgas ni de acariciarte tú misma/o.
-¡Voy a estallar! -gritó.
La mamaste hasta que sentiste el líquido salado en la boca, que te hizo casi atragantarte, pero sólo durante un instante.
Después de eso, te agradó el sabor y lo bebiste todo. Cuando viste que los otros te miraban, muy sorprendidos, pensaste que te agradaba el empleo que acababas de encontrar. Le hiciste saber que les harías lo mismo a todos y todas con la condición de que ayudaran a un/a pobre a cubrir sus gastos...
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Dynamite || Jujutsu Kaisen x Lectora/or || +18 || Sexual-shots
FanfictionOlvídese de que las fantasías sólo existen en la imaginación y descubra cuán a la mano se encuentra la posibilidad de hacer de un disparate una realidad placentera; posibilidad doblemente atractiva si de placer se trata. Tan sólo déjese llevar por l...