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-¿Crees poder quitarles a todos el hechizo?-pregunto Dru casi con desesperación.

-Puedo hacerlo, pero sería mas rápido si tu me ayudas-dijo Ash con voz segura-¿Tienes un frasco o algo en lo que pueda verter mi sangre?

-Si, claro, porque yo cargo con artículos como ese todo el tiempo-dijo Dru sarcásticamente.

Ash puso los ojos en blanco y el mismo sacó un pequeño frasco de vidrio con una sustancia azul que tiró al piso.

-¿Porque llevas algo así contigo?-le pregunto Dru levantando las cejas.

-Iba a ser un regalo para ti-se limitó a contestar Ash mientras sacaba de su manga izquierda una pequeña daga y se cortaba la palma de la mano-cúbreme-menciono mientras vería su sangre en el frasco, lo tapaba y se lo daba-Creo que esto debería bastar, sólo aplicales una gota o menos el hechizo pasará pronto.

-Primero a mis amigos para que estén al tanto-dijo Dru metiendo el frasco en su pecho-luego todos los demás.

-Claro, sólo dime quienes son.

-Son los tres de esa orilla-menciono señalando con su barbilla a Anush, Benjamín y Alicia-yo voy por Jaime.

-¿Ahora si soy de ayuda?-menciono divertido Ash.

-Callate, sólo ve y despierta a todos los que puedas.

-Sí lo haré, pero quiero que sepas que solo sangraría por ti y nadie mas-menciono Ash y con un movimiento elegante cambio de pareja.

Dru pronto se vio bailando con alguien mas, gracias al ángel su tía Marjorie también la había obligado a tomar clases de danza, cambio cuatro veces de pareja antes de llegar a Jaime  donde tuvo que fingir que se tambaleaba un poco al caminar y caía en sus brazos. Con un movimiento veloz y un suave toque mancho de sangre a Jaime detrás del cuello.

Enseguida los ojos de Jaime parecieron ser despejados de una nube obscura y Dru tuvo que callarlo dándole un beso en la mejilla.

-Es una trampa-le susurro ella al oído- detrás de ti como a cinco metros hay tres cazadores de sombras armados, toma este frasco y sólo embarra un poco de su contenido a tantas personas como puedas.

Los ojos de Jaime brillaron enseguida con preguntas silenciosas, pero aún así asintió y se alejó de ella. Poco a poco las personas en la sala despertaban y se miraban confusos unos a otros, los hombres lobo miraban a los vampiros, los vampiros a los brujos, los brujos a las hadas, y estas a su vez miraban a los cazadores de sombras quienes parecían estar medio asustados, pero las cosas solo empeoraron cuando las miradas pasaron a ser palabras.

-Fueron ustedes ¿cierto?-grito un lobo mientras señalaba a los vampiros-Le pusieron algo a las bebidas.

-¿Porque haríamos eso?-grito un chico vampiro con los colmillos de fuera-Cada que hay una fiesta son los brujos quienes les ponen algo a las bebidas.

-¡Nosotros no hemos tocado las bebidas!-dijo un brujo con expresión furiosa-Mejor pregúntale a las hadas, son ellos quienes dan las bebidas.

-Si ustedes brujos-dijo un hada con voz gélida-fueran tan buenos con la magia como en verdad creen ser, no nos culparían a nosotros.

-¡No lo esta negando!-exclamo alguien al fondo.

Dru dirigió su atención a los demás cazadores de sombres que miraban con nerviosismo a los subterráneos, parecían estar debatiéndose entre ayudar a dar paz o apoyar sobre que subterráneo había causado el desastre.

-Por el Ángel-exclamo Alicia a su lado-tenemos que detenerlos.

-¿Y como piensas hacerlo?-le dijo Benjamín-Cada subterráneo aquí piensa que el otro lo hizo, es un milagro que aún no nos hayan culpado.

TWP Libro 1: Doncella VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora