Final Parte 1

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La pequeña Hanna no paraba de correr por la casa, algo muy importante sucedía ese día y ella necesitaba tener todo listo.


-Vamos Haru – la pequeña iba acompañada del hijo de Yuu, el pequeño de 5 años era como un hermano menor para ella.


Suga solo la veía correr por el lugar, su pequeña ya tenía seis y sus mellizos estaban a poco de terminar la universidad, al menos Shouyo le faltaba solo medio año, pero apenas se graduará iba a entrar al equipo nacional de Londres. Se sentía tan orgulloso de su pequeño sol. A Tadashi le faltaba un año, ya que él no entro un semestre para viajar con Kei, su pequeño estudiaba diseño gráfico y en cada llamada le decía lo encantado y feliz que estaba con su decisión.


Ya habían pasado dos años de que los vieron en persona, ambos no habían podido viajar por exámenes o entrenamientos, pero esta vez vendrían a pasar unas semanas con ellos y en el momento perfecto para celebrar el cumpleaños de la pequeña y pasar las fiestas juntos.


Faltaban dos horas para que el avión de Shouyo llegará, y se suponía que al siguiente día llegaría Tadashi. Ambos dijeron que tenían algo importante que contarles.


-Hanna – Koushi se acercó a los pequeños – Que tal si van por sus abrigos, pasaremos recogiendo a Daichi e iremos a comer.


-Si mami – grito la niña – vamos Haru.


El pequeño Haru era un doncel muy tímido, muy contrario a la personalidad de su madre, pero tan dulce como su padre. Desde que Hanna lo vio no se separó de él, ella siempre decía que alejaría a los varones de Haru y que ella lo cuidaría.


Suga reía enternecido al ver a los pequeños caminar tomados de las manos, le recordaban mucho a sus pequeños. Agradecía que sus pequeños siempre tenían a alguien cerca de ellos, un amigo, o en el caso de los mayores, novios.


-Haru tendrá un guardián cuando crezca – susurró Yuu viendo a la pequeña Hanna ayudando a su pequeño a ponerse el abrigo.


-No dejará que nadie se acerque a él – rio.


-Mejor, así ningún varón se acercará a él.


-Y yo que pensé que Asahi sería el celoso.


Ambos donceles amaban la armonía entre sus familias, como sus pequeños siempre estaban juntos y como a pesar de todo seguían siendo amigos y apoyándose ante cualquier situación.




















La vida en Estados Unidos era muy diferente a Japón, a Shouyo le costó meses acostumbrarse y aun así había demasiadas cosas que extrañaba y aún más que se le hacían extrañas. Ya eran dos años desde la última visita a sus padres, aunque hablaban casi a diario debía admitir que no era igual.





Shouyo se moría por abrazarlos.


Y deseaba ver a su hermano, necesitaba contarle tantas cosas. Extrañaba la cercanía que tenía con Tad.


-Amor - el pequeño trataba de despertar a su pareja ante el aviso de aterrizaje – Tobio, ya vamos a aterrizar.


Pero algo que Shouyo había aprendido en estos años es que despertar a Tobio era todo un desafío. No se quejaba, gracias a eso obtuvo muchas anécdotas para avergonzar a su pareja, pero ahora no era el mejor momento para una nueva.


-Señor, necesitamos que su acompañante enderece el asiento – pidió amablemente la azafata.


-Solo un momento – contestó nervioso.


Reencuentro en HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora