Trato

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-No haré la operación – dijo el doctor.

Tom lo miró antes de reír, ese sujeto que estaba igual de jodido que él, aquel doctor que mató a tantas aberraciones se negaba a realizar una última operación.

-¿Sabes que aunque no la hagas iremos a la cárcel? – preguntó sonriendo – incluso tu estas más jodido que yo, haz la operación.

-No mataré a alguien apropósito – respondió.

-¿Crees que por no hacerla serás libre? ¿Qué no irás a la cárcel?– preguntó riendo – te daré dos opciones o haces la operación o sacarán dos cuerpos de este edificio.

-¿No le da remordimiento? Es su propio hijo...

-Es una aberración, tal y como su madre, tienes cinco minutos para ir a la sala de operaciones – ordenó – si no uno de mis guardias irá por ti y aun así es niño morirá.




Tadashi recorrió cada ducto, miró por cada rejilla y lo único que supo fue que la vida de su hermano corría peligro, pero no sabía donde buscar, ni que tan lejos estaba la ayuda. Lo único que sabía es que tenía cinco minutos para encontrarlo y esconderse.

Miró una vez más por la rejilla, en la oficina seguían Tom y el doctor... pensó que si hablase con ese doctor podría ayudarlo, pero no era algo seguro.

-Esta bien - dijo el doctor – iré al quirófano ¿el de este piso, al final del pasillo que lleva a los aseos principales?

-¿Acaso a perdido la memoria o los nervios lo ponen así? Si, cual más idiota.

-Iré a prepararme, necesito a todo el personal en la sala secundaria – el doctor levantó la cabeza y colocó una mano en sus ojos, por un momento Tadashi sintió que lo miró. Ahora sabía donde ir, pero no cuanto tiempo tendría pero eso podía solucionarlo ese momento, comenzó a moverse.

-Le diré a los guardias que les avisen.

-Tomaré 10 minutos y realizaré la operación en 20 minutos.

-No, te tomarás 5 minutos en tu estúpida charla y 15 en la operación... o no importa si la policía llega y lo encuentran en media operación.

-Así lo haré – respondió.

-Señor Evan no soy estúpido - advirtió volviendo a mirar su computador. 

-Lo sé, señor.



Gateaba lo más rápido que podía, sabía donde estaban los aseos principales y no se perdería... lo que le preocupaba era que no sabía si existía aluna rejilla hacía el quirófano, cuando paso por los aseos ahí no vio nada parecido a un quirófano o así... en el camino rogaba que hubiese una forma de sacarlo de ahí y ponerse a salvo.

Sabía que era recto hasta la quinta saliente, luego a la derecha y luego derecha otra vez, así Tadashi llegó a los aseos y se detuvo "al final del pasillo" pero el ducto acababa allí. Retiró la reja con cuidado de no hacer ruido y con delicadeza bajo.

Asegurándose que los baños estuvieran vacíos, buscó otra forma de entrar a la sala de al lado sin salir del baño pero no encontró ninguna... apego su oreja a la puerta tratando que escuchar los ruidos del otro lado, cuando no escuchó nada la abrió lentamente. Al no ver a nadie caminó hasta la puerta del lado.

Entró en la habitación, era blanca y con azulejos grises en el piso, había una lámpara grande metálica en el piso y bajó ella aquella cabellera naranja que tanto conocía.

-Solecito – dijo acercándose.

Lo agitó un poco esperando que despertará, pero no lo hizo.

Acercó su oreja al pecho de su hermano, su corazón latía así que no le habían hecho nada... todavía, pero no seguirían seguros allí, y por primera vez en su vida agradeció que Shouyo fuera tan pequeño. Abrió la puerta con el pie, su plan era esconderse en el baño hasta que llegará la policía, podía bloquear la puerta con el carro de limpieza y con la escoba, y siempre podía subir a los ductos... tal vez subiría a Shouyo a los ductos y el se quedaría abajo cuidando.



Su plan iba bien, llegó al baño, subió a Shouyo al ducto con ayuda del carro de servicio y bloqueó la puerta con la escoba, empezó a empujar el carrito hacia la puerta pero unos golpes en el otro lado hicieron que se detuviera.

-Se que estas ahí Tadashi y que Shouyo esta contigo – era la voz de Tom – ¿Sabes que hay cámaras en cada pasillo? – Tadashi estaba asustado – hagamos un trato ¿Te parece? – preguntó del otro lado.

-¿Qué trato? – preguntó.

-Se que no dejarás que operé a ninguno de ustedes, y que Shouyo ya debe estar escondido – empezó – y aunque tengo ventaja sobre ustedes prefiero negociar contigo, se que eres muy inteligente y sabrás escoger lo mejor. 

-Digame rápido el trato - insistió 

-Tengo unas píldoras experimentales, desgarran el útero del doncel con una sola dosis, no he tenido oportunidad de probarlas... si las tomas te dejaré quedarte allí hasta que llegue la policía.

-NO LO HARÉ – gritó – usted es un monstruo.

-No lo soy – empezó – es obvio que odio a os donceles, pero has pensado cuantos no desean serlo, cuantos donceles son abusados solo por serlo, esto sería una solución para su condición. Te daré solo una dosis. ¿No es eso mejor que mutilar a tu hermano y dejarlo morir?

-... páseme las pastillas por debajo de la puerta – susurró – haré esto, pero déjenos en paz hasta que mi madre llegue.

-Debo ver que las tomes – respondió – solo abre un poco la puerta, no quites la escoba si no quieres.

Tadashi suspiró antes de halar la puerta dejando solo un pequeño espacio por el cual podía ver como Tom le mostraba dos cápsulas azules.

-Solo debés tomarlas y los dejaré – insistió - tal vez te den malestar... o peor, pero es mejor que dejar a tu hermano morir. 

-Solo demelas - Tadashi estiró la mano y Tom las dejó caer en su palma.

Frente la mirada de Tom las llevó a su boca y las tragó – ahora vete.

-Un trato es un trató – dijo – pero me quedaré aquí, si escucho arcadas o algo sospechoso haré que mis guardias entren.

-No las vomitaré...



Reencuentro en HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora