4

867 93 77
                                    

El sudor recorría sus cienes, la adrenalina aceleraba su corazón y el eco de sus pasos resonaba en toda la mansión Agreste.

Adrien estaba decidido. Iba a hablar con su padre, con la finalidad de tener su navidad perfecta alado de Marinette.

-Vaya chico, ni en esgrima sudabas tanto.

Le dijo Plagg sin animo de alentar con una sonrisa burlesca.

El rubio rodó los ojos, ignorando la risa de su kwami mientras trataba de tomar valor de donde no tenía.

-¡Agh! Tengo que ser fuerte. Adrien no es gallina, Adrien no es gallina.

Se repetía a si mismo mientras cerraba sus puños con fuerza y caminaba decidido frente a la gran puerta de la oficina de su padre.

-Adrien no es galli... ¡AAAAAH ADRIEN SI ES GALLINA!

Y con ese grito se dió la media vuelta tratando de huir a su habitacion, siendo detenido por la voz de su padre tras de el.

-¿Asunto?

Habló el señor y Adrien tragó duro girando su cabeza lentamente listo para ver a su serio padre, mientras en su mente solo había una palabra.

Rayos.

-Necesito hablar contigo.

Le dijo y el señor asintió con la cabeza dejandolo entrar.

Lo primero que sus verdes ojos divisaron fueron los planos de un conjunto idéntico al de un akuma que él mismo se encargó de desakumatizar junto a su bogaboo.

-¿Acaso ese es el traje del akuma de la semana pasad...

-¿Qué quieres hablar?

Y lo interrumpió algo estresado el diseñador mientras Nathalie se llevaba los planos a otro lugar.

Las manos de Adrien comenzaron a sudar y sus dientes comenzaron a temblar una vez más al ser el momento de hablar sobre el tema.

Tomó una bocanada de aire y habló.

-Recuerdas que me habías permitido pasar la navidad con Marinette.

Habló tembloroso a lo que el hombre asintió.

-Y que después aceptaste la invitación de mi tía.

Habló una vez más y este asintió denuevo.

-Cancelando nuestros planes a último momento.

Y el Agreste mayor asintió una vez más.

-¿Crees que pueda retomar los planes y quedarnos en París?

Dijo con esperanza en su voz viendo como su padre le dirigía la mirada con emocion.

Cuando el lo miraba, significaba que estaba por aceptar, Adrien lo conocía tan bie...

-No.

Su sonrisa se desvaneció en un instante y su mirada se hizo gacha.

-Porfavor, deseo pasar la navidad con Ma...

-No. No insistas. Nos vamos mañana por la mañana.

Los ánimos de Adrien bajaron de golpe y la tristeza se instaló en su mirar, saliendo de la oficina en dirección a su habitación sintiendose terrible.

No quería pasar una terrible navidad otravez.

Recostandose en su cama, mirando lo lejano del techo, la idea que llevaba resonando en su cabeza desde que había escuchado el primer "No" de su padre, terminó por ser usada.

-Plagg, preparate, vamos a huir junto con Marinette.

Habló esa vez aún más decidido, tomando algo de dinero y un abrigo, preparando todo.

El kwami se acercó tomando algo de alimento para tener suficiente energía y habló casi suplicante.

-Si vamos a huir, esta vez no cantes, porfavor. Nunca pido las cosas porfavor, así que espero que tu tampoco cantes.

El rubio asintió extrañado para después transformarse en el héroe de París, saliendo por la ventana esa ocasión sin cantar.

¿Se habrá visto muy ridículo aquella ocasión tanto como para que Plagg incluyera el porfavor en su vocabulario?

Marinette por su parte, en su habitación se encontraba arreglando un vestido rojizo mientras unas ganas irremediables de cantar y bailar la invadieron.

-Se lo que piensas. No cantes.

Le dijo su kwami antes de que la chica siquiera abriera la boca, logrando detener a la gran canción sobre sus sentimientos que la azabache estaba a punto de cantar.

Este era un especial navideño, no un especial musical navideño.

Sacandola de sus pensamientos, su balcón fué abierto totalmente, dejando pasar brisa invernal a la habitacion no divisando a nadie.

Dejandolo pasar, la ojiazul regresó su vista a su vestido y se encontró con su amado, esa ocasión transformado en Chat Noir, sorprendiendola un poco.

Sin darle tiempo de responder o pensar, el rubio la cargó estilo nupcial y la llevó hacia el balcón.

-Escapemos juntos.

Le dijo acompañado de un beso apasionado que ella correspondió con una sonrisa.

-¿Siempre te escapas en Navidad?

-Si, un clásico.

Y con esa contestacion se fueron, perdiendose en el firmamento de los tejados parisinos, con la nieve cubriendolos hasta las pestañas.

Continuara...

Perdonen, se que ya no es Navidad pero su seguro ya no tan querida escritora, no alcanzó a escribir todo :(

En fin, disfruten.

PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora