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Dos superhéroes saltaban de tejado en tejado con una sonrisa en el rostro y el ánimo por los cielos.

-Agh, me resbalo.

Habló la catarina sonriendo mientras se deslizaba involuntariamente por la nieve  a lo que el se dirigia a atraparle, resbalando.

Cubiertos sus trajes con nieve, los chicos intentaron reponerse tratando de moverse mucho para obtener un poco de calor.

Mientras el hacia saltos y movimientos cansados, una pelota de nieve calló justo en su mejilla siendo emitida por la chica que recién había atrapado.

-Oh, con que juegas frio. Es mi turno.

Y una del mismo tamaño fué estampada en la espalda de la chica del antifaz moteado que huía lejos de él.

Ella giró y tomó más nieve disponiendose a lanzarle aún más jugando, mientras el la perseguía disfrutando de jugar con ella de esa manera.

Un escalofrio finalmente los invadió, sintiendo su cuerpo helado, buscando el calor mutuamente viendo como el vapor salía de sus alientos cansados.

Fundiendose en un abrazo, divisaron a lo lejos una cafetería donde el ambiente se veía calmado y checaron sus finanzas.

Como tenían el dinero suficiente para dos chocolates calientes, se dirigieron a un callejon, quitando sus transformaciones para entrar tomados de las manos con sus narices algo rojas por el frio.

-Si te resfrias, cuando nos casemos usaremos el apellido Dupain.

Habló bromeando la chica mientras recibía su chocolate y el negaba.

-Marinette Agreste suena mejor, pero esta bien. Si tú te resfrias, en las invitaciones de la boda mi nombre estará escrito primero y claro, usaremos mi apellido.

Dijo sonriendo burlonamente mientras extendía su mano para cerrar el trato.

-¿Y si se enferman los dos?

Entró Plagg en escena con la pregunta desde la coleta de Marinette tan solo siendo visible su boca.

Adrien se asustó un poco al ver como una de las adorables coletitas de su novia tenía dientes y boca, pero luego reconoció su voz y contestó.

-Supongo que... ¡Nah! Eso no pasará.

Dijo confiado mientras sorbía de su caliente tacita, viendo con amor frente a quien lo estaba tomando.

-Bien ¿y ahora?

Preguntó la azabache al tener en una mano un chocolate caliente y en la otra la mano de su amado.

-¿Dormimos en un hotel?

Preguntó igual de relajado a lo que ella negó rápidamente.

-¿Cómo vamos a pagarlo? Olvidé mi billetera y solo tengo el dinero suficiente para los chocolates calientes.

Habló y el chico rió sacando un fajo de dinero.

-Mi padre me dió aguinaldo.

Dijo recordando como su padre le había entregado aquello con una leve sonrisa maliciosa.

Seguro estaba feliz en ese momento, por eso la sonrisa.

Y sonriendo relajados Marinette pagó, dirigiendose a una tienda de disfrazes listos para comprar suplementos y pasar desapercibidos haciendo que nadie notase que dos menores de edad bastante famosos en París iban a pedir servicio de hotel.

-Buenas tardes, me gustaría una habitacion.

Habló no un modelo rubio adolescente, si no un hombre con plataformas, bigote, sombrero de soldado ingles y disfraz de abeja acompañado de una elegante señorita de altas plataformas, cabello rosado y disfraz de cebra.

Ahora ya no parecerían menores de edad, solo parecían locos.
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Dos jovenes disfrazados seguidos de dos kwamis ingresaban a la habitacion con felicidad.

-Genial, ahora somos independientes. El siguiente paso es huir del pais y empezar una vida desde cero con otros nombres. Propongo que te llames Ponchi... Plagg, suelta mi aguijon.

Habló el rubio moviendo su colita rápidamente para que Plagg dejara de jalar el aguijón de su super traje.

Marinette en cambio sacó algunos refrigerios que compró con su dinero antes, mientras se quitaba su peluca y la bufanda que también era de cebra.

-Pido esta cama.

Habló el rubio mientras se apropiaba de una de las camas de la gran habitacion haciendo que Plagg se recostara en ella.

La puerta fué tocada y los jovenes se pusieron sus disfraces listos para atender la puerta.

Seguro eran los juguitos de uva que habían pedido.

Marinette finalmente abrió la puerta y saludó al oficial Roger con una sonrisa hasta que unas esposas fueron puestas sobre sus muñecas, haciendo que su sonrisa se agrandara.

Pero que divertido era el papá de Sabrina.

-Estan detenidos.

Habló el agente mientras la detenida iba desvaneciendo su sonrisa poco a poco.

¿Era su imaginacion o esa broma no daba risa?

-¿Por qué?

Preguntó Agreste que si estaba en el mundo real mientras las esposas eran puestas sobre sus muñecas.

-Por pagar con billetes falsos. Llevenselos muchachos.

Así el oficial no reconoció que los dos lunaticos falsificadores de dinero que acababa de detener eran los tortolitos del salón de clase de su hija, el par fué detenido y llevado a la comisaría y Adrien reaccionó que su aguinaldo era más falso que la misma Lila.

Continuara...

¿Si quedó claro que el aguinaldo de Adrien era muy falso? :)

Les debo una disculpa grande pero he tenido los problemas más... ¡Agh! Lo mejor del 2020, en mi caso, lo guardó para el final (Con lo mejor me refiero a lo peor)

No es navidad pero espero que les pueda gustar :)

PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora