Capítulo 5

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-Quiero adoptarla.

Ni siquiera pensé en nadie más que en ella. No pensé en nadie más mientras soltaba esas palabras. Pero es que, ¿cómo podría dejarla en este horrible lugar tan sola? En su expediente decía que sus padres murieron en un accidente en auto, y aquí no era el mejor lugar. Yo mismo la salvé de cómo la dejaron en el patio. Tenía miedo de las cosas que le podrían hacer si la dejaba aquí.

Levanté mi vista del piso para fijarme en la señora Evans. ¿Cómo es posible que la pudieran amarrar a un poste mientras esta señora, parada frente a mí, no tenía idea? Tenía ganas de gritarle que se joda una y mil veces cuando trató de reprocharnos por no estar haciendo nuestro trabajo. Estaba furioso.

-¿Disculpe? –preguntó. Casi se atraganta con su propia saliva.

Esa fue su reacción. Después de todo, para ella no podría ser más que un niño con mucho dinero y, sinceramente, ya me sentía harto de que todos me vieran así.

Digo, tengo dinero, ¿verdad? Pero soy más que eso. Yo puedo hacerme cargo de una niña, no es necesario verme de esa forma. Mamá me crió a mí y a mis hermanos después de que papá nos dejara; creo que yo también podría hacerlo. Alex no se ve como una niña problemática y, aunque lo fuera, yo no me quedaría de brazos cruzados sabiendo que puedo hacer algo por ella.

-He dicho que quiero adoptarla -respondí alzando la voz-. ¿Tiene algún problema con eso?

Ella se acomodó los lentes nerviosa.

-No, digo, sí, ¡sí! Usted es solo un muchacho, no sabe nada de niños, no sé ni de qué es capaz.

-Al menos será mejor que este lugar, ¿no cree? –para este punto, yo solo quería golpear a alguien-. ¿Sabe cómo la encontré?, ¿sabe si quiera por qué estaba con la cara manchada de pintura? Porque una niña de acá le hizo eso; una niña de acá la amarró a un poste y la dejó sola ¡y a usted eso le valía una mierda! Así que hágame el favor de hacer los malditos papeles de adopción antes de que me moleste de verdad.

Ella parecía nerviosa por lo que le dije. Creo que pensaba que yo saldría a hacer algún escándalo con la prensa por todo esto, cuando en realidad lo único que quería era llevármela de aquí a cualquier precio. Sin voltear a verla una vez más, me giré en dirección a las escaleras.

-Iré por ella -anuncié.

Vi algo en las escaleras, más bien alguien, subir corriendo. Miré a un lado y había unas chicas asomándose por la puerta por mis gritos seguramente. Ya me quería ir del lugar, así que salí de la sala y subí las escaleras de dos en dos.

No sabía si quiera cuál era su habitación, así que decidí esperarla en el pasillo. Desde algún lugar se escuchaba a un niño llorando, y quise golpearme muy fuerte cuando me di cuenta que no era solo un niño: era Alex.

Corrí por el pasillo hasta la puerta del fondo y la encontré allí. Una niña la estaba acorralando en la esquina. Ambas me miraron al entrar; la niña soltó las tijeras de su mano y me sonrió, Alex solo corrió hacia mí. De inmediato, la volví a cargar y ella pasó su bracitos por mi cuello, aferrándose a mí.

-Oh Dios mío, ¡eres Ashton Irwin!

La niña parecía tener la edad de mi hermano. Se acercó a mí corriendo y trató de abrazarme también. Yo di un paso atrás dejándole claro que no lo hiciera.

-¿Qué le estabas haciendo? –pregunté sosteniendo la cabeza de Alex. Ella se estaba calmando poco a poco.

Traté de controlarme con esa niña, pero en ese momento todo lo que podía escuchar era a Alex respirar fuertemente en mi hombro mientras me decía que ella era mala.

-Le decía que no los vaya a molestar, Ash. Soy muy fan de su banda y ella es una llorona. ¿Van a tocar aquí? ¡Eso sería súper genial!

Parecía inocente, sin embargo. Una idea me vino de repente.

-Ella no me molesta –dije dejando a Alex en el suelo, detrás de mí-. ¿Cuál es tu nombre?

-Stacy –me sonrió.

No lo creía. A Alex se le había escapado el nombre de Stacy en el patio cuando me habló acerca de quién la había pintado y dejado sola allí. Ahora veía a la niña responsable, frente a mí, sonriéndome como si no hubiera hecho nada.

-Ashton –Alex susurró jalando mi polo-, dile que se vaya.

-¡Cállate, inútil!

Alex se abrazó a mi pierna cuando Stacy intentó acercarse a ella. Entonces lo entendí. Puse distancia entre esa niña y nosotros, y me agaché a la altura de la niña del vestido rojo. Ella lucía asustada.

-Alex –le sonreí-. ¿Te gustaría que te adopte?

Ella asintió. Se veía muy tierna cuando estaba confundida.

-Entonces empaca tus cosas, pequeña. Iremos a casa.

Tardó en entenderlo, pero en dos segundos su miedo se transformó en alegría y dio un gran salto para abrazarme del cuello.

-¿Eso significa que serás mi papá? –yo asentí aún abrazándola. Todavía no había pensado bien en eso.- ¿Y podré volver a acariciar a Michael cuando quiera? ¡Michael es muy suave! ¿Podemos tener un perrito?

Reí. La levanté del suelo y esta vez yo la abracé. Alex era una niña tan tierna. ¿Cómo es que no la han adoptado ya? Su sonrisa me hace sonreír.

-También podrás dibujarle ponys a Calum mientras duerma –dije provocando que ella sonriera-. Serás una princesa, ¿te gustaría?

-Pero yo quería ser un ninja –susurró.

Su pequeño puchero me hizo reír.

-¡Entonces serás un ninja y le patearás el trasero a Luke por ser tan debilucho!

-¡Sí! –alzó los brazos feliz. Y justo cuando creí que Alex besaría mi mejilla, el grito de Stacy la interrumpió.

-¡No, no, no y no!

Yo diría que estaba descontrolada. Tomó las sábanas rosadas de la cama y las metió en el wáter, después hizo un intento de empujarme y acabó por salir corriendo fuera de la habitación.

Cuando volteé a ver a Alex, ella se tapaba la boca con sus manitos, escondiendo su risa. Yo reí un poco al ver su gesto. Parecía como si disfrutara de su propio chiste privado.

-¿Qué pasa? –pregunté haciéndola dar un salto para acomodarla bien en mis brazos.

Ella soltó la risa de un momento a otro.

-¡Metió mis sábanas al wáter!

Reí con ella. Entonces recordé por qué estaba aquí, y la volví a dejar en el suelo.

-Es hora de empacar, pequeña –traté de decir serio. No era uno de mis fuertes, pero ahora debía serlo, ¿no?

Pero ella corrió al wáter e hizo pasar; entonces sí que explotó a carcajadas conmigo también. Y al verla tan inocente, soltando esas pequeñas risitas seguidas suyas, supe que estaba haciendo algo bien. Me di cuenta de que podría hacer mil cosas más por ella solo para que volviera a reír de esa manera. En cierta forma, todo aquello me alegraba.

Cuando me di cuenta, ella estaba a un lado de mí, pidiéndome que me agachara de nuevo. Lo hice y ella me dio un abrazo seguido de un beso en la mejilla.

-Gracias, papá –dijo con una gran sonrisa.

Y después solo volteó para comenzar a empacar.

Sentí como si algo hubiera vuelto a su lugar en mi cabeza.

Ella me necesitaba, pero de cierta manera se sentía como si todo este tiempo yo también la hubiera necesitado a ella.

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PERDÓN SI NO RESPONDÍ SUS COMENTARIOS LA ÚLTIMA VEZ, PERO MI CEREBRO SOLO ME DECÍA QUE DEBÍA ESCRIBIR ESTO PARA USTEDES LO MÁS RÁPIDO POSIBLE*-*

GRACIAS POR LEER

Adious._:

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