La vi. Era una niña pequeña mucho menor que mi hermano de doce años amarrada a un poste y sola en el patio de juegos. Estaba de espaldas, solo podía ver su largo cabello castaño lleno de rulos y sus pequeñas piernas temblando. Su llanto apenas se oía, parecía ya haberse cansado.
Sentí un escalofrío recorrerme e inmediatamente me salí de los arbustos para correr hacia donde estaba. Cuando me paré frente a ella, me di cuenta de que era la niña del pasillo de hace rato; la misma que iba medio cantando medio silbando una de nuestras canciones.
-¿Quién te hizo esto? -le pregunté.
Ella levantó la vista y su cara estaba garabateada. Sus lindos ojos verdes estaban tan tristes.
¿Cómo alguien podría si quiera tocarla? Se veía muy frágil.
Me apresuré en desatarla y, cuando lo logré, la cargué entre mis brazos para que me mirara fijamente.
Repetí mi pregunta.
-Me harán más daño si te digo.
Hice mis manos puño al darme cuenta de que la habían amenazado.
Sus ojos parecían querer llorar de nuevo, así que la abracé con todo el cuidado que pude y dejé que lo hiciera en mi hombro. Me senté en la arena del patio con ella aún en brazos mientras sentía que algo se había roto en mí. Aquella niña lloraba como si las cosas que le hicieron hubieran sido horribles, y no dudaba que lo fueron, pero ¿quién?
La veía y no podía imaginármelo. Ella parecía tan delicada.
-Gracias, señor -habló después de largo rato.
Sacó su cabecita de mi hombro, se limpió los ojos llevándose parte de la pintura que tenía en las mejillas y trató de sonreír. Yo también traté. Nunca me habían llamado señor; apenas tenía veinte.
-¿Cómo te llamas? -le pregunté sentándola en mis rodillas.
Ella sonrió de verdad esta vez.
-Alex
-¿Cuántos años tienes?
-Siete -dijo tomándose su tiempo para mostrarme sus manos con siete dedos arriba.
-¿Y por qué te hicieron esto?
Ella bajó la cabeza un poco, pero después volteó a ver a todas partes.
-No lo sé -susurró con la cabeza abajo otra vez.- Ella solo lo hace siempre. Creo que me odia.
Traté de levantar su rostro, pero ella mantenía los ojos abajo. Subí más su mentón hasta que su naricita apuntó al cielo y sus ojos por fin se encontraron con los míos. Ella soltó una risita y se quitó.
-¿Por qué ella te odiaría? -pregunté. Ella hizo un inocente gesto de que no sabía.
Entonces su rostro volvió a ponerse triste. Yo tenía práctica en eso: había tenido dos hermanos menores y si algo recordaba bien es que las cosquillas siempre serían la solución a una pelea o a un gesto triste.
Bajé mi cara un poco hasta que ella me miró, le sonreí ampliamente y nos levanté. Cuando estuve seguro de que la tenía bien sujeta, la hice moverse haciendo sonidos tontos de avión. Pensé en ponerla de cabeza, pero como era una niña me limité a lo que llevaba haciendo.
Ella se rio bastante, siempre soltando pequeñas risitas seguidas, y cuando la bajé para hacerle cosquillas, se puso peor.
Después de que su risa se había calmado, y a ambos solo nos quedaban nuestras sonrisas, me agaché a su altura y le revolví el cabello ligeramente. Ella también quiso hacérmelo a mí, pero creo que notó que mi cabello ya estaba despeinado desde mucho antes porque se rio sin tocarlo.
-Ven -le dije levantándome y tomando su mano.- Te voy a presentar a unos amigos míos.
De sonrisa su cara cambió a preocupación en un solo segundo. Jaló de la parte baja de mi polo y yo me volví a agachar.
-Se reirán de mí -susurró haciendo puchero.- Tendría que lavarme, pero si entro los niños se burlarán más y Stacy se dará cuenta de que me escapé.
La miré fijamente, no sabía qué hacer, pero después de un rato mirando alrededor tuve una idea. Caminé a los arbustos en los que me había caído y busqué la pintura de colores que Luke me pidió antes. Volví hasta donde Alex me miraba extrañada y se las mostré.
-¿Sabes dibujar? -le pregunté sonriendo. Ella no lo entendió al primer momento, pero cuando yo mismo me pinté el brazo con una X, ella sonrió también y asintió.- ¿Qué cosas sueles dibujar?
-Me gustan los arcoíris, pero los ponys son mis favoritos.
Reí.
-¿Sabes?, los ponys también son mis favoritos.
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Papás
FanfictionDonde Alex descubre qué es tener una familia. Tal vez extraña, ruidosa y muy diferente, pero una familia.