Él, ese chico extraño que no había parado de sonreírme desde que me encontró, ahora estaba llevándome de la mano para conocer a sus amigos. Cruzamos todo el patio, pasando a través de las flores de la directora Evans donde ahora había un gran hueco que no había visto antes. El chico se rio cuando me hizo pasar por ahí. Tenía una risa muy contagiosa y extraña.
Cuando volteamos por un camino nos topamos con tres chicos más, todos con los brazos y cara manchados de blanco, pero con ropa negra. Había uno que no paraba de gritar como un loco mientras perseguía a los otros. Sentí miedo y me escondí detrás del chico de la risa extraña, sacando la cabeza por un lado.
Él volvió a reír.
-¡Hey, idiota! -gritó.
Los tres pararon de jugar con la pintura y lo miraron. Un rubio hizo una cara muy rara al verlo, con risita incluida.
-Dios –dijo mientras todos reían-. Tú tienes algún serio problema, ¿verdad?
-Luke -un chico de ojos raros y cabello negro llamó al rubio Luke. Luke lo volteó a mirar y él me señaló.
-¿Quién es ella? -preguntó el otro chico.
Aquel era el que había estado gritando. Tenía el cabello de color rojo como mi vestido y, además, algo de metal por la ceja. Él me daba miedo.
Volví a esconderme detrás del chico de la risa extraña, solo que ahora con mi cabeza también. Él volteó a verme, sonrió y me jaló frente a él. Tomó mis manos y las movió mientras me presentaba.
-Ella es Alex, tiene siete años y le gustan los ponys.
-Hola -dije en voz baja. Tenía miedo aún.
Me presentó a sus amigos como me había dicho. El de los ojos raros era Calum, el del cabello rubio era Luke y el que me daba miedo era Michael. Cuando se acercó a mí, yo me solté del chico de la risa y me alejé. Los demás se rieron, pero él puso una cara triste, demasiado triste. No quería que se sintiera mal, así que volví a acercarme, pero ahora con un poco de cuidado.
Él bajó a mi altura y me dejó cuando intenté tocarle el cabello. Era más suave de lo que imaginé, se sentía como un peluche.
-Hola -me susurró sonriendo.
Tenía ojos tan verdes como los míos.
-Hola
-¿No es eso mucho maquillaje para solo siete años?
El del nombre raro y Luke rieron. El de la risa aún no me decía su nombre.
-Yo no quería. Pero el chico de la risa rara también está como yo, míralo. Le dibujé dos ponys, además.
Me alejó de Michael, que ahora ya no daba tanto miedo porque me sonrió, y me cargó mientras soltaba una de sus risas. Todas eran diferentes.
-Mi risa no es extraña.
-Sí lo es -respondimos Luke y yo al mismo tiempo.
Al voltear a verlo, ambos sonreímos.
El de los ojos raros se acercó y lo empezó a examinar. A mí me felicitó por hacer dibujos tan buenos de ponys y también dijo que eran los arcoíris más coloridos que había visto en su vida. Eso me animó mucho. Me sorprendió que ninguno se hubiera burlado de cómo Stacy me había pintado.
De la nada, el rubio Luke, que ahora tenía ojos azules, le lanzó un golpe en el brazo al de la risa.
-¡Ashton!, ¿y las pinturas?
Él abrió grande los ojos y soltó una risita mientras se mordía la lengua.
-Ups
-¿Ahora con qué se supone que pintemos el mural?
-Calma, Hemmo, aún quedan algunas y tengo hasta algo mejor.
Me bajó. Desde el suelo, traté de llamarlo jalando su polo.
-¿Te llamas Ashton?
Cuando dije eso, los dos pararon de hablar y me miraron. Yo miré al posible Ashton de risa extraña y él me miró raro a mí.
-Oh por Dios -dijo Michael. Creo que tiró su mano en su frente porque se escuchó algo así.- ¿Acaso olvidaste decirle tu nombre?
Pero él solo volvió a reír.
-¿Ups?
Se abrió una puerta, justo en la que Michael estaba apoyado, por lo que casi se va para atrás. El posible Ashton vio algo, porque en dos segundos yo ya estaba detrás de él escondida. El de los ojos raros y el rubio se pusieron a mis lados para que no se me vea.
La directora Evans estaba allí y los regañó por estar jugando con la pintura. Se oía muy molesta, diciéndoles que, aunque fueran “famosos”, no podían estar de holgazanes pasando el rato. Desde donde estaba pude ver las manos del posible Ashton haciéndose dos puños.
-Señora Evans –dijo interrumpiéndola. Su voz no era la misma. Ahora se oía algo ruda y molesta-. Tengo que hablarle de algo ahora mismo.
Y sin dejar que contestara, me tomó de la mano y entró por la puerta esperando a que la directora nos siguiera. Ella lo hizo. Ya no se veía tan molesta, hasta parecía nerviosa por algo.
-Vamos, Alex –me dijo él volviendo a agacharse a mi tamaño. Me gustaba que lo hiciera porque así podía ver cómo estaba, solo que esa vez no logré saberlo exactamente-. ¿Por qué no vas a lavarte ahora y en un rato te alcanzo?
-Está bien –le sonreí un poco, tratando de que él lo hiciera también-. Pero ¿antes me podrías contestar algo?
Él asintió con una pequeña sonrisa en su rostro. No era una real, lo sabía porque mis ojos tampoco se achicaban tanto cuando fingía.
-¿Te llamas Ashton?
Esta vez logré que riera de verdad; sus ojos hasta brillaron un poco. Me cargó una vez más, haciendo esos sonidos raros con su boca, y me dejó en las escaleras que daban a las habitaciones del segundo piso.
-Sí –respondió de nuevo en mi tamaño-, solo que soy muy despistado a veces y olvido decirlo a las niñas bonitas de vestidos rojos.
Y con una sonrisa y su pelo despeinado, me mandó a lavarme. Yo estaba feliz, muy feliz. Entonces era bonita y eso ni Stacy me lo podría quitar.
Cuando la vi entrar en mi habitación, después de haberme lavado la cara, no pensé lo mismo.
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Papás
FanfictionDonde Alex descubre qué es tener una familia. Tal vez extraña, ruidosa y muy diferente, pero una familia.