✨ Capitulo 21

309 39 23
                                    

• • • • • • • • • • • • • •

Tranquilamente el grupo de amigos, caminaba en dirección a sus respectivas casas, a un paso lento, pues querían admirar la noche y los destellos estelares que existían en el mismo, admirar el hermoso degradado que contenía el edén en ese momento.

Mientras que detrás de ellos venía alguien con la mente tan perturbada, y a punto de rendirse pues, sentía que les había fallado a todos.
El joven albino llamado Ethan se acercó a ella ya que anteriormente había visto que un arbusto se movía bruscamente, encontrándose a aquella cabellera Castaña, despeinada, y mirando al pasto, con lágrimas en los ojos y respiración cortada, estaba entrando en pánico.

-ven, vamos, cuéntame lo que pasó ¿Sí? -Pronuncio con su voz monótona, extendiendo una de sus manos.

La joven con ayuda se levantó e iba apoyada de aquel albino que había sido su soporte emocional por años, su mejor amigo y confidente.

La noche paso, y aún que era un día antes de navidad, las desgracias ya estaban ocurriendo.

Por otro lado, Dib caminaba junto al alien, sus amigas ya se habían ido, y solo quedaban ellos dos en medio de la penumbra, al borde del silenció y del crujido de la poca nieve que había quedado de la corta nevada en ese día.

-oye larva, ¿por qué te quieres morir ? ¿Qué a caso no sabes aguantar?. - Preguntaba el confundido alien, puesto que a pesar de pasa tiempo en el planeta Tierra, aún no entendía las emociones de los humanos.

-Sí, pero simplemente ya no puedo, solamente no quiero estar aquí, porque soy un vago que no hace nada ¿Qué quieres que haga? .- Replicaba el desesperado chico

-Pues...trabajar(?), Cómo no tenemos que ir a la estúpida escuela, estamos en la quiebra y eso, debemos de trabajar...bueno, eso es lo que zim leyó en una revista. - Mencionaba levantando la voz. - El problema es que eres demasiado dramático, y esa cabeza que traes, parece que tu cerebro no existe, porque con semejante cabezota no puedes pensar. -le daba palmadas un poco bruscas a su compañero-

-¿Y a dónde me podrían aceptar sabiendo que mi padre les dijo que me se olvidarán de mi? -Preguntaba el joven Dib, tomando el pomo de la puerta.-

Lo que el joven humano no se esperaba, es que, el joven alien ya había conseguido un lugar, y la mañana siguiente, como regalo de navidad, se lo iba a decir.

Dib, apenas tocar el sofá, cayó en el Reino de los sueños.

-Hijo, levántate.- Una voz familiar le dijo.

El joven, abrió los ojos, paralizandose cuando sus ojos estaban profundamente abiertos, pudo ver aquella piel terciopelada y suave de la que alguna vez fue su madre, sus labios rojos y su cabello rosado, que bailaba al unísono con el viento.

-¿Mamá? .- dudoso preguntaba el chico.

-Sí cariño, soy yo, ¡Te extrañe tanto!

Y nuevamente, Dib logro sentir la calidez de ese cariño que creía perdido, una luz de esperanza inundó su mente, y en sus ojos brotaban lágrimas de dolor, nostalgia y melancolía. Nuevamente sentía aquel inmenso amor hacia la vida que había olvidado. Se había encariñado de la tristeza que ya el tenerla lejos, le era extraño, el chico había vivido en una jaula, por ende, este ya conocía los límites de la misma, pero cuando fue liberado un instante, no supo cuales eran sus bordes.
Y así duraron, madre e hijo abrazados por un buen momento, compartiendo los lamentos del tiempo perdido. Caminaron juntos de la manos al cabo de un rato, una bella caminata por las nubes del paraíso.

•||E M O T I O N A L - F I G H T  (ZADR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora