《 CAPÍTULO DOCE 》

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Blake miraba a Steve de reojo mientras tomaban un par de bebidas en el bar al aire libre junto a la piscina. Claramente Steve tampoco podía despejar los ojos de ella, tan solo pensar en lo mucho que quería alejarse emocionalmente ya le causaba un fastidio.

Hydra había cambiado demasiadas cosas en el conocido Capitán América, eso estaba claro, jamás había decidido aceptar cuando deseaba a una mujer, jamás se había permitido mirar a alguien como lo hacía con Blake, con deseo y curiosidad por saber más, por probar más.

—Creo que Francis los envió, han estado conversando con él durante un buen rato. —dice Steve tratando de salir de sus propios pensamientos. Blake asintió inmediatamente, casi como si estuviera haciendo lo mismo que él, intentando distraerse de sí misma.

—Sí, está claro que no son expertos en disimular

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—Sí, está claro que no son expertos en disimular. Hace cinco minutos acaban de darle un pequeño papel al aire libre, como si entregaran una tarjeta de presentación. No tenemos equipo de espionaje así que tendremos que hacerlo a la antigua. —dijo ella al borde de una carcajada, Steve la miró de un movimiento rápido, la observó una vez más, su cabello se había encrespado por la humedad del clima, sus mejillas se pintaban de un rosado más intenso de lo habitual, ciertamente era de lo más bello mirarla así.

—¿Cómo notaste eso? —preguntó él volviendo en sí. Blake tomó su martini y dio un trago más.

—¿Qué, tu no lo notaste? —cuestionó Adler extrañada. —Quizá fue en uno de los momentos en los que no dejabas de mirarme. —dijo ella irónicamente, dejándolo congelado.

—¿Qué?

—Estoy bromeando, Cap. Vámonos. —dijo ella levantándose del alto banco de la barra. —Perderemos a nuestro hombre si no mueves ese trasero. —finalizó comenzando a caminar, seguida por Steve aliviado, quien creyó por un segundo que ella realmente había notado que no podía dejar de mirarla.

Blake y Steve seguían sigilosamente a Jordan mientras él caminaba tranquilamente hacía los adentros del hotel nuevamente con el pequeño papel en la mano. Los agentes de Hydra caminaban con más prisa en cuanto su objetivo iba directo hacia el ascensor, sin embargo, se detuvieron de golpe cuando las puertas del mismo se abrieron y dejaron paso hacia el hombre.

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Agente Secreto | Steve Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora