Capítulo 18

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Advertencia: mención de pedofília.

Advertencia: mención de pedofília

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-¿Pa' dóne vamos?

Nayeon chupó con más fuerza el caramelo que le había dado ese señor, observándolo, sus pies balanceándose porque no podía tocar el suelo. Ese caballero le había ofrecido ese dulce si lo acompañaba a la esquina, y luego la subió al carro, y Nayeon no protestó porque pensaba que irían a dar una vuelta para luego regresar con papá.

Ya quería volver con él.

-Eres muy bonita -le dijo el hombre en cambio, sonriéndole.

Asintió, porque su mamá siempre se lo decía.

-Quelo volveh -respondió en cambio, arrugando el ceño.

El señor le hizo un gesto al conductor, que levantó el vidrio que separaba la cabina, y entonces la agarró de las axilas, levantándola, sentándola en sus regazo.

-Iremos a un nuevo hogar, preciosa -le dijo ese señor, y Nayeon lo miró, sorprendida-, allá serás muy feliz si te portas bien, y no vas a tener que hacer mucho. Tienes carita de muñequita, ¿te gustaría ser eso?

-¡No! -Nayeon comenzó a removerse, queriendo que le soltara, pero el agarre de ese horrible hombre era muy fuerte-. ¡No! ¡Quelo a papá! ¡A mamá! ¡No!

Ese hombre la golpeó en el rostro.

Comenzó a llorar a gritos por la situación.

-Dios, siempre se ponen así -gruñó ese monstruo, y cubrió la nariz de Nayeon con un pañuelo que olía horrible, por el que apenas podía respirar.

Lo último que vio fueron los ojos enfurecidos de ese señor.

Luego, despertó en medio de la oscuridad, incapaz de ver nada, y volvió a llorar porque no sabía dónde estaba, porque extrañaba a mamá y papá, y quería estar con ellos otra vez.

Se puso de pie pero cayó al suelo de golpe, algo duro apretado alrededor de sus tobillos, y no podía dejar de llorar.

No supo cuánto tiempo estuvo de esa forma, sentada en la oscuridad, llorando sin consuelo alguno, hasta que alguien abrió una puerta.

-¿Te has calmado, Muñequita?

Hipó, sin saber qué decir, y de pronto ese mismo hombre que la alejó de su papá y la golpeó, entró.

Nayeon quiso retroceder por el miedo, sin embargo, cuando su espalda chocó contra la pared, volvió a llorar.

-Ah, deja de comportarte así -murmuró ese monstruo con voz suave-, tú no quieres que te golpeé una vez más, ¿cierto? -Nayeon volvió a hipar-. Yo no quiero arruinar tu bonito rostro, Muñequita.

Muñequito de porcelana •||2yeon||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora