Capítulo 25

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Advertencias: relación chicaxchica, cosas raras, palabras altisonantes, un poco de todo.

Capítulo largo, más de 7000 palabras.

Recordatorio importante: más de la mitad de los personajes del fic son adolescentes entre los 16 y 18 años. Debido a ello, cuando reaccionan, suelen ser más emocionales y decir cosas crueles.

No lancen odio, porque me tiene hasta la picha.

No lancen odio, porque me tiene hasta la picha

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Muñequita se había acostumbrado al dolor. Al terror. Al pánico envuelto en su estómago, subiendo por su garganta pero quedándose allí, sin salir, porque si salía, iba a significar que todo se derrumbaría a su alrededor.

Ella no entendía bien lo que ocurría, pero sólo sabía que dolía y debía soportarlo porque era lo que se esperaba de ella.

Así como se esperaba que estuviera quieta, sin moverse, mientras dejaba que su Dueño le usara como mejor le placiera.

Como estaba ocurriendo en ese momento.

Su Dueño le había comprado un nuevo vestidito que le había puesto esa noche, diciendo que se vía bonita y preciosa, combinada con su cabello largo, desordenado, que a veces cubría incluso su rostro. Ahora miraba el techo, sus ojos encandilados en la luz, tratando de ignorar los gemidos que Dueño soltaba a medida que se movía entre sus piernas abiertas y extendidas, y trató de ocultar el estremecimiento cuando de pronto sus muslos estuvieron pegajosos, la sensación conocida de que eso había terminado llenándola.

Su Dueño suspiró con alivio, subiéndose los pantalones, mirando a Muñequita con gusto.

-Qué bonita te ves así -alabó, para después tomarla en brazos-. Cada día te pones más preciosa, Muñequita, ¿no? Llevas casi dos años conmigo y estás muy guapa.

Muñequita no lo miró, sin entender sus palabras, sin reaccionar cuando la besó en la boca.

El adulto la cargó hacia el armario, sin importarle un poco si estaba sucia, abriéndolo y sentándola en la repisa que tenía allí escondida, rodeada de cojines para su muñequita, y la recostó, cerrando la puerta.

Muñequita se vio envuelta en la oscuridad en ese instante, apenas respirando, para cerrar sus ojos y ponerse a dormir, acostumbrada a estar acostada en ese lugar.

Lo que no se esperaba fue que su sueño fuera interrumpido tan violentamente.

La puerta se abrió de golpe y ella no sabía qué ocurría, sobresaltándose por todo el ruido, por todos los gritos, por la luz sobre ella.

-¡Señor! -gritó un desconocido-. ¡Señor, tenemos...! ¡HAY UNA NIÑA AQUÍ SEÑOR!

¿Niña? ¿Qué niña? Ahí sólo estaba Muñequita.

Muñequito de porcelana •||2yeon||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora